MIGUEL ÁNGEL FERRER
Ya casi al final del sexenio, los guarismos se mantienen como al principio: dos tercios del electorado para Morena y López Obrador, y una tercera parte para el bloque conservador. Ahora mismo las diversas encuestas sobre preferencias electorales se mantienen en la misma tendencia. Y puede agregarse incluso que Morena y su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, superan aquellos dos tercios y alcanzan, y a veces rebasan, las tres cuartas partes del padrón: 75 por ciento.
Nada tiene de extraña esta percepción ciudadana. Sobradamente la explican varios factores. Primeramente la fama pública de honradez del Presidente. Luego de sexenios y sexenios de gobiernos corruptos (de Carlos Salinas de Gortari a Enrique Peña Nieto), cada uno más corrupto que el anterior, el gobierno de López Obrador se ha conducido con ejemplar y reconocida honestidad.
Una segunda razón es la buena marcha de la economía mexicana. Una ingente obra pública, necesaria y beneficiosa, con su cauda de millones de empleos y el consiguiente aumento del consumo y del bienestar popular.
Para explicar esta percepción ciudadana también cuenta que lo conseguido se ha hecho sin nuevos impuestos y sin gasolinazos. Y también, desde luego, sin contraer nueva deuda pública, es decir, sin endeudar al país, como se hizo ininterrumpidamente a lo largo de las seis últimas dictadas.
Además, inflación estable y hasta a la baja. Y lo mismo puede decirse de las tasas de interés y del tipo de cambio, ambos factores muy sensibles en la calificación de la marcha económica de un país.
Lo único realmente sorpresivo es el rotundo fracaso de la guerra sucia de la derecha para desprestigiar al gobierno obradorista y, al mismo tiempo, para aumentar el caudal de votos del bloque conservador.
Y también son sorprendentes los guarismos de respaldo popular a Claudia Sheimbaun, conseguidos a pesar el embate masivo y continuo de la guerra sucia contra ella y su partido.
De toda la gama de elementos que explican la actual situación electoral son tres, sin embargo, los de mayor impacto: el rescate de la salud pública, el recate de la educación pública y los programas sociales de apoyo económico a los ancianos, a los discapacitados y a las madres solas.
Si a ello se agrega el programa universal de becas para estudiantes de escasos recursos, está claro el porque del masivo apoyo popular al gobierno obradorista y a la candidata presidencial de Morena.