
RÍO DE JANEIRO, 21 de junio (Quadratín México).- La ola de protestas sociales en Río de Janeiro, Brasilia y otras importantes ciudades de Brasil, ha dejado hasta el momento dos muertos, tras el fallecimiento de un trabajador de 54 años, quien perdió la vida la mañana de este viernes en la localidad de Belén, a causa de la inhalación de gas lacrimógeno lanzado por la Policía anoche.
La muerte de Cleonice Vieira de Moraes se suma a la del joven estudiante Marcos Delefrate, de 18 años, que perdió la vida tras ser atropellado por un vehículo que intentó atravesar un bloqueo de manifestantes en la localidad de Ribeirao Preto.
Según detalló Folha, la mujer que falleció esta mañana estaba trabajando anoche en la limpieza del centro de Belén, situada al norte del vecino país. Cuando la protesta social en esa localidad se radicalizó, la barrendera se protegió, junto a varios compañeros, en el monumento a un tranvía, restaurado para la visita turística. Después de que la policía lanzara los gases lacrimógenos, el hombre sufrió un paro cardíaco y fue socorrida, pero no sobrevivió.
Batallas campales estallaron ayer entre manifestantes y la policía en Río de Janeiro, Porto Alegre, Belén, Vitoria y Campinas, seguidas por asaltos a bares, saqueos de negocios, destrucción de edificios públicos y vandalismo generalizado. Todo esto envuelto en gases lacrimógenos y humo de fogatas, bajo una lluvia de balas de goma y piedras.
Frente a la persistente turbulencia social, la presidenta Dilma Rousseff decidió cancelar un viaje a Japón que tenía previsto para la semana próxima y hoy tendrá una reunión de emergencia con su gabinete.
La policía militar brasileña evacuó hoy el edificio que alberga los ministerios de Cultura y del Ambiente, en la llamada Explanada de los ministerios de Brasilia, tras una amenaza anónima de bomba, según reportó el diario Correio Braziliense.
Durante la jornada del jueves, más de un millón de personas se lanzaron a las calles de Brasil para denunciar los gastos del Mundial de fútbol-2014 que acogerá este país dentro de un año, criticar la corrupción y pedir mejores servicios públicos, al cabo de dos semanas de protestas.
Las movilizaciones estallaron tras un aumento del valor del transporte público, una medida ya revocada en ciudades como Sao Paulo, Rio de Janeiro, Porto Alegre y Recife, entre otras.
A raíz de las masivas protestas la presidenta Dilma Rousseff convocó este viernes a sus principales ministros a una reunión de emergencia, según la prensa local, y canceló un viaje a Japón fijado para la semana próxima.
Por otro lado, Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció que una veintena de periodistas han sido agredidos o heridos en Brasil, por la policía y también por manifestantes, en los quince días de protestas contra el alza de los precios del transporte y el mal estado de los servicios públicos en el país.
“Cerca de 20 periodistas fueron agredidos o heridos en el transcurso de los 15 días de protestas contra el aumento en el precio del transporte o el mal estado de los servicios públicos”, señaló una nota de la organización.
“Aunque la mayor parte de esas agresiones a veces acompañadas de detenciones, hayan sido cometidas por policías militares, algunos manifestantes también se han mostrado hostiles hacia los periodistas que cubrían las protestas”, añadió.
RSF resaltó que la crítica de los medios y sus coberturas “no autoriza en absoluto las expresiones de odio” contra los informadores y aún menos las agresiones físicas, y alertó de que se trata de “desbordamientos peligrosos para el ejercicio de las libertades públicas”.
La mayor parte de las agresiones sufridas por periodistas presentes en las manifestaciones “son atribuibles a la policía militar”, pero “algunos manifestantes” también expresaron su hostilidad al cuestionar “el modelo mediático dominante”, indicó esta organización defensora de la libertad de prensa.
En Sao Paulo Caco Barcellos, de la cadena TV Globo, fue agredido por un centenar de manifestantes, mientras que un grupo de radicales apedreó una camioneta desocupada del canal TV Record, la segunda del país, y Rita Lisauskas, de TV Bandeirantes, recibió vinagre en la cara en medio de gritos hostiles contra los principales medios nacionales.
Además, en la estación ferroviaria de Niterói, cerca de Río, el periodista Vladimir Platonow, de la Agencia Brasil, fue golpeado por la policía junto con varios manifestantes
En esa misma ciudad, el cámara Murilo Azevedo, del grupo Empresa Brasil de Comunicação, resultó herido por una granada de gases lacrimógenos de la policía, al tiempo que ante la alcaldía de Río una bala de goma disparada por un agente alcanzó en la cabeza a Pedro Vedova, del canal GlohboNews, según RSF.
Por su parte, el alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, condenó el viernes duramente los actos de vandalismo que empañaron la manifestación democrática.
“No podemos admitir que actos de vandalismo vengan a perturbar manifestaciones pacíficas”, dijo Paes en rueda de prensa, tras la histórica protesta en demanda de mejores servicios públicos en plena Copa Confederaciones.
“Es inaceptable que se destroce algo o que ocurran actos de vandalismo como incendiar un vehículo de prensa”, sostuvo.
“No tengo duda de que la mayor parte que salió a las calles quería garantizar la tradición de Río de Janeiro como ciudad de grandes manifestaciones democráticas y quería reivindicar sus derechos con buenas intenciones”, afirmó Paes
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