Luis Alberto García / Matías Romero, Oax.
*Incentivos fiscales de zonas libres, diferentes a los de las ZEE.
*Se ofrecía a las empresas no pagar 100 % del ISR en diez años.
* No hay esquema fácil por altos montos de inversión.
*Cifras de hasta 90 millones de dólares para generar 500 empleos.
*Solamente las grandes firmas podrían acceder al proyecto.
El objetivo inicial del proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) era que en dos años -antes de finalizar 2021- se modernizara la infraestructura férrea y portuaria en su totalidad, considerando que la merma en la recaudación fiscal por los incentivos fiscales en la zona libre sería menor a la prevista con las ZEE.
Al inicio de los trabajos, los nuevos responsables del CIIT ignoraban si se echaba a la basura todo el trabajo previo de las ZEE, prefiriendo decir que “mejor apostamos por otro modelo de desarrollo, algo diferente, y estamos concentrados en eso”.
A diferencia del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, cancelado con pérdidas multimillonarias, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no tenía planeado eliminar las ZEE y se exploró la posibilidad de que se quedaran las zonas de Salina Cruz y la de Coatzacoalcos como parte del entonces llamado Corredor Transístmico.
No serían siete las que se conservaran, porque eran demasiadas y pulverizaban recursos y esfuerzos, e incluso se dijo, representantes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, comentaron que ese proyecto no iba a dar resultado.
La explicación dada en 2019 fue que, por ser tan disperso, no era recomendable abrir siete zonas en el país casi al mismo tiempo, además de que 90 % de las ZEE en el mundo han fracasado.
Al final, López Obrador determinó eliminar las ZEE, descartando la posibilidad de que hubiera demandas contra el gobierno federal al sostener que realmente no había ningún compromiso y no se avanzó lo suficiente.
Se dijo que el nuevo gobierno estaba a tiempo de salirse del proyecto de las ZEE, “destejiéndolo”, no obstante que las empresas hicieron solicitudes y trámites; pero la administración entrante no había autorizado ningún permiso.
Sólo siete empresas tenían avanzados los trámites para instalarse en Coatzacoalcos, Lázaro Cárdenas, Chiapas, Yucatán y Campeche, con una inversión conjunta de mil 500 millones de dólares.
Entre ellas estaban el Parque Agrologístico Industrial del Sureste y Arcelor Mittal que ha trabajado intensamente y provechosamente en Lázaro Cárdenas, Michoacán, y que ya estaban instaladas en esas zonas.
A los gobiernos estatales, agregó uno de los encargados del CIIT, se les regresarían los terrenos que donaron, e incluso, consideró, si lo deseaban podrían seguir adelante con alguna parte del proyecto para atraer inversiones, como se hizo en Yucatán, ya que, “después de todo, muchos de los incentivos fiscales eran estatales o municipales”.
Si bien oficialmente se admitió que la desaparición de las ZEE había causado preocupación y críticas de dirigentes empresariales y de gobernadores del sureste, se consideró que eran pocos: “Ni siquiera en una reunión de alto nivel entre empresarios de Estados Unidos y México realizada en Yucatán fue planteado el tema de las ZEE, indicó una fuente gubernamental federal.
Por el contrario, los voceros oficiales expresaron que no había día que no se recibiera a representantes de empresas nacionales y extranjeras, como las grandes navieras, interesados en no quedarse fuera del Corredor Interoceánico.
Del proyecto del gobierno de Enrique Peña Nieto de conformar las ZEE, tres ya contaban con el decreto de creación (Coatzacoalcos, Lázaro Cárdenas y Puerto Chiapas), otras dos tenían el dictamen de aprobación (Salina Cruz y Progreso) y en las dos restantes (Tabasco y Campeche) se revisaba su dictamen.