Roberto Fuentes Vivar
· Oídos sordos de Hacienda a problema de fármacos
· Chipinque, tienditas, Coca-Cola, Nobel, Digitalización
Definitivamente, el rescate de Petróleos Mexicanos representa el mayor desafío del presidente Andrés Manuel López Obrador, porque su intención de construir una refinería y recuperar las seis existentes, ha provocado un nuevo enfrentamiento con calificadoras, analistas, expertos, empresarios y una parte (aunque pequeña) de la sociedad.
La semana pasada, el mandatario dio a conocer que tras declararse desierta la licitación por invitación a las empresas Bechtel-Techint (estadunidense- italiana); WorleyParsons-Jacobs (australiana) y KBR (estadunidense), que son las que cuentan con mayor experiencia en la construcción de refinerías, Dos Bocas será construida por la Secretaría de Energía (Sener), Petróleos Mexicanos (Pemex) y el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).
La medida desató la ira de la iniciativa privada, analistas y calificadoras e inmediatamente surgió, como si fuera una respuesta al viejo grito de manifestantes de “¡Si se puede!”, la versión del “¡No se puede!” y se auguró un rotundo fracaso.
La razón por la que López Obrador decidió que sea el Estado Mexicano el que construya la refinería es muy sencilla: las empresas extranjeras invitadas a la licitación pedían entre 10 y 12 mil millones de dólares y fijaban un tiempo de entrega de cuatro a seis años, monto y tiempo con los que el presidente no está de acuerdo.
Por eso anunció que el costo de la obra (ya realizada por el Estado) será de ocho mil millones de dólares y estará concluida en mayo de 2022. Además reiteró que se destinarán 26 mil millones de pesos en dos años, para rehabilitar las seis refinerías y que trabajen, en dos años más, al 90 por ciento de su capacidad.
La oposición a este plan, por parte de expertos, comunidad internacional, calificadoras y empresarios, deja, al menos, tres enseñanzas o suspicacias que vale la pena mencionar.
1.- Los intereses.- ¿Por qué, por ejemplo, una calificadora se niega al rescate de una empresa a la que califica? La respuesta inmediata despierta suspicacias. Concretamente es previsible (o al menos así lo pienso) que desde hace varios años existía un profundo interés en quebrar a Petróleos Mexicanos, como lo demuestra el hecho de que se dejara de invertir y aumentara la deuda en los tres últimos sexenios. ¿Para qué? simplemente para que se vendiera a los inversionistas globales (incluyendo las famosas “siete hermanas”) como chatarra y después ellos la levantaran, sin que hubiera beneficios para los mexicanos. En este plan probablemente estaban involucrados los empresarios mexicanos que hoy ven en el rescate de Pemex un ataque a sus propios intereses.
2.-Los extranjeros.- Lamentablemente, en años recientes, se ha creado en México un nuevo síndrome de la Malinche (reciclado, reforzado y hasta remasterizado, para usar un término modernista), mediante el cual muchos creen que solamente lo que piensan y hacen los extranjeros es el camino a seguir. En este caso concreto consideran que únicamente las empresas foráneas invitadas a la licitación, tienen la exclusividad opinar y sus razones son las únicas válidas.
3.-Los mexicanos chiquititos.- Aunado al neomalinchismo se presenta una idea de que los mexicanos somos tan chiquitos que no podemos hacer las cosas y que nuestra capacidad ingenieril, tecnológica, química y hasta creativa es inexistente. La oposición a la propuesta de que la Sener, Pemex y el IMP puedan desarrollar una refinería, va en ese sentido.
Personalmente creo que la inventiva de los mexicanos es tan grande que puede crear no sólo una refinería, sino muchas megaobras. Nada más hay que recordar que muchos de los inventos que cotidianamente utilizamos fueron desarrollados en México. Ejemplos sobran pero aquí solo menciono algunos: la píldora anticonceptiva, el flotador de los inodoros, la televisión a color, la tridilosa, el cemento traslúcido y los pilotes, en construcción, y la tinta indeleble. Y eso sin comentar algunos tecnológicamente avanzados como los guantes que registran los movimientos de manos y dedos para los videojuegos o el tratamiento contra el cáncer por nanomedicina catalítica.
Pero aterrizando la inventiva mexicana en el asunto de la Refinería de Dos Bocas o la rehabilitación de las seis existentes ¿Sabía usted que el Instituto Mexicano del Petróleo ha presentado casi mil 500 solicitudes de patentes (1,057 nacionales y 387 internacionales), de las cuales le han sido concedidas 954 (786 nacionales y 168 internacionales) y en cuanto a derechos de autor, el IMP cuenta con tres mil 028 registros?
En efecto y en tan solo un año, el IMP logró 35 patentes internacionales relacionadas con el sector petrolero, tanto en México como en Estados Unidos, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Alemania, y Holanda, entre otros países.
Si hay inventos mexicanos que revolucionaron al mundo y existen científicos e ingenieros nacionales de altos vuelos ¿Por qué no pensar que ellos sí pueden construir una refinería con las características que se necesitan en Dos Bocas? No pensarlo es achicarnos como mexicanos, es volvernos chiquititititos. Dice el filósofo del metro: Del tamaño del reto debe ser la respuesta.
Desabasto de Losartán ¿y de Amlodipino?
Hace unos meses, cuando el ahora presidente de la República estaba en precampaña recomendaba a sus opositores un medicamento: Amlodipino. “Si se le sube la presión, esta medicina es buena; además, ayuda a curar el mal de ojo y otras molestias”, dijo, refiriéndose a quienes estaban en su contra y especialmente al presidente en funciones, Enrique Peña Nieto, y señalando en broma la coincidencia de sus siglas con el nombre del medicamento.
El Amlodipino es una medicina que se utiliza para controlar la presión arterial, al igual que Captopril, Losartán o Enalapril, entre muchas otras cuya dosis cotidiana es necesaria para evitar derrames cerebrales, paros cardiacos o aneurismas. Incluso a la hipertensión se le conoce como “el asesino silencioso”, por lo que dejar de tomar los medicamentos puede tener desenlaces fatales.
Lamentablemente, de acuerdo con un reportaje de Proceso, algunos medicamentos para la hipertensión como el Losartán, forman parte del desabasto de fármacos que se registra en las instituciones del sector salud, tras la incertidumbre que se ha generado por el retraso en las licitaciones y el cambio de responsable de compras, al pasar de la Secretaría de Salud a la Secretaría de Hacienda.
De acuerdo con Proceso, la plataforma de recepción de denuncias “No al Huachicol de Medicinas”, señala que hay desabasto de Alprazolam, para tratar ansiedad; Atorvastina, para padecimientos cardiovasculares, y de varios medicamentos para presión arterial, en diversos hospitales públicos.
El semanario señala que “el germen (del desabasto) radica en la decisión gubernamental de trasladar la responsabilidad de las adquisiciones a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) mediante la modalidad de compras conjuntas para la Secretaría de Salud y Asistencia Social (SSA), la Comisión Nacional de Protección Social en Salud (Seguro Popular), el IMSS y el ISSSTE, para eliminar corrupción y ahorrar dinero”.
Para tratar de solucionar este problema el miércoles pasado se reunieron con el Jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, los directores ejecutivos de la Asociación Nacional de Distribuidores de Insumos para la Salud (ANDIS), Carlos Ramos; de Distribuidora Internacional de Medicamentos y Equipo Médico (Dimesa), Alejandro Álvarez, y Jesús Arenas, de Farmacéuticos Maypo. Ahí, los industriales defendieron la limpieza de las transacciones realizadas y el gobierno les pidió que documentaran sus enunciados con cifras, en una próxima reunión.
Paralelamente, este lunes varios miembros de la industria farmacéutica y de distribución de medicamentos se reunirán con el representante de Morena, Miguel Ángel Navarro, presidente de la Comisión de Salud del Senado de la República, para exponerle el grave problema del desabasto de fármacos.
Lamentablemente, ni el Senado ni Alfonso Romo pueden tienen la capacidad operativa para frenar el desabasto de productos como Losartán, sino que quienes tienen todos los dados en la mano son el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y su oficial mayor Raquel Buenrostro, que en materia de desabasto de medicamentos, “ni lo ven ni lo oyen” y hasta evaden a la prensa. Dice el filósofo del metro: El amlodipino controla la presión, su ausencia, puede generar aneurisma social.
Tianguis
Hace unos meses dediqué esta columna a tratar de explicar la importancia de la reunión de los encapuchados de Chipinque para instaurar en México el neoliberalismo económico (https://almomento.mx/diario-