Aletia Molina
Explicó que la idea es vender 6 millones de cachitos a un precio de 500 pesos para obtener 3,000 millones de pesos para cumplir con estos objetivos. Habrá un total de 100 premios de 20 millones de pesos, un monto que será cubierto no con lo obtenido en la rifa, sino con un fondo proveniente del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (Indep)… ¿Cómo?
Aunque inicialmente se había informado que la rifa se realizaría el 5 de Mayo en la conmemoración de la Batalla de Puebla, la fecha será el 15 de septiembre, aniversario de la Independencia de México.
La bolsa de 5,000 millones de pesos será repartida para: 2,000 millones de pesos para los 100 ganadores (les corresponderían 20 millones de pesos a cada uno); 2,498 millones de pesos para la adquisición de equipos médicos de salud, 130 millones por la realización de la rifa, pagos por ISR y otros gastos, con lo que ya se habría gastado alrededor de 4,800 millones de pesos.
La sede de la Lotería Nacional será el escenario donde el 15 de septiembre se realizará el gran sorteo. La numeración de los “cachitos” irá del 0 al 5,999,999 y serán distribuidos por la Lotenal y por empresas del sector privado. La noche del sorteo serán los “niños gritones” quienes anuncien a los ganadores.
Se consiguió que el Instituto para devolverle la Pueblo lo Robado disponga de un fondo de 4,000 mdp que se ha constituido de lo que se obtiene a la delincuencia. «Esto va permitir pagar los 2,000 de los premios, desde luego que no es todo lo que tiene el instituto, tiene más”… ¿Y si tienen más, no parece esto un negociazo de lavar dinero? Por que además, el gobierno federal y el de la Ciudad de México intervendrían para que los 100 ganadores obtengan sus 20 millones íntegros.
Será en dos semanas cuando se inicie con la venta de los cachitos para participar en la rifa.
Como la aeronave no será rifada, estará en resguardo de la Secretaría de la Defensa Nacional, la cual contará con 400 millones de pesos para su estacionamiento y mantenimiento, en tanto se vende… Esta rifa, viene a ser el evento, si no el más, uno de los más absolutamente populacheros del Gobierno Federal.
Al calce. Como gajes de la vida citadina, en días recientes, padecí un accidente automovilísitico en donde un tráiler, golpeó mi vehículo, dejándome sin calavera y con un golpe en la parte trasera de mi auto, no sobre decir, se dio a la fuga… No obstante, al día siguiente, (si, al día siguiente) un transporte público, dígase taxi, volvió a golpearme… no, el punto no llega a los carros, mi seguro llegó en un tiempo relativamente corto, contábamos con las mil disculpas de la chofer que nos golpeó, donde asumía absoluta culpa del incidente, sin embargo, tras poco más de dos horas que tardó su seguro en llegar al lugar, nos venimos a sorprender con que lo buena mujer que todo el tiempo había asumido ser quien nos golpeó, de pronto alegaba haber sido la afectada y entonces, revirtiendo “las culpas”, ¡nosotros la habíamos golpeado! Por fortuna, nunca estuve sola, mi novio estuvo todo el trance conmigo y apeló en todo momento a la ética y la moral de aquella mujer, en ese caso, ella se sinceró con él: su seguro la había asustado diciéndole que era mejor que no asumiera su culpa y así cada quien se iba con su golpe, es decir, haciendo que su propio seguro (Banorte) se deslindara de la responsabilidad. Al final, la chica cambió su declaración para decir lo que en realidad había pasado. Su seguro asumió la responsabilidad y bueno, cada quien tomó su camino. En resumen, nos aseguramos con la compañía que mejor creemos nos conviene, les entregamos, en todo caso, nuestra confianza y asumimos que nos respaldan en caso de incidente, la realidad, es que les debemos exigir que hagan su trabajo, que nos defiendan en cualquier caso y que por supuesto nos respalden, no que nos amedrenten.
Aletia Molina
@AletiaMolina