Karla Izquierdo
¡Bah! Quien se atrevió a profesar que las historias de amor emergen de una sonrisa, una mirada, un sueño, una promesa o un roce…
Nunca se han preguntado ¿Cómo ama un corazón roto? ¿Qué lo motiva a seguir latiendo? ¿Su palpitar pausado es testigo de como busca aferrarse a un recuerdo para seguir viviendo? ¿O simplemente es la forma más honesta que encuentra para poder despedirse?
Los corazones usados queridos lectores son los que mejores historias cuentan, son aquellos que trascienden y se quedan no solo tatuados en la piel sino en el alma.
Un corazón roto jamás está dormido, está consciente de que puede desangrarse y deja aún lado aquel absurdo sentimentalismo y se arroja al abismo pues sabe que es la única forma en la que continuará su aprendizaje sobre la infinita lección del volar.
No tiene forma definida pues goza de libertad, aprendió a ser camaleonico nunca para adaptarse sino para seguir construyéndose en cada instante de entrega..
Un dudar constante es quien los acompaña, quien camina junto a el y le permite ese sigilo que lo vuelve fulminante a la hora de entregarse.
Una de las cualidades más grandes que tiene es la capacidad de lamerse las heridas, no pide perdón y goza al tomar aquello que necesita, se ríe del ingenuo “cupido” pues sabe que es más astuto y elegante el juego de la espada que el de las flechas
. “OLE..”
Bendita adrenalina que corre por tus venas corazón, sigue libre amando de la forma que has aprendido a hacerlo; sigue trazando tu camino infinito y lleno de aventura yo seré tu cómplice en esta ruta y mis pasos seguirán tu latir pues somos cómplices en esta historia llamada vida.
Prometo ser la locura que te acompaña ; Sigamos locos, sigamos libres.
Solo prométeme una cosa:
“ nunca dejes de latir…