Mouris Salloum George*
Ni paz en las calles, ni tranquilidad en las conciencias.
En ese sumario se condensa el estado que guarda la nación: La convocatoria a la reconciliación nacional naufraga en la intransigencia, que está haciendo explosión en todas las extremidades del espectro político y social.
Ni modo de ignorar la razón que asiste a los sectores que expresan su indignación e impaciencia con acciones extremas, que cada vez se potencian en grado y medida, y se magnifican en ciertos medios de comunicación.
Tampoco puede obviarse que, en no pocas de esas explosivas manifestaciones, tienen injerencias agentes de intereses partidistas y de otra naturaleza, que no logran asimilar la derrota que les fue infligida por los votantes en julio de 2018.
Entre los que no saben perder… ni ganar
El segundo ingrediente desestabilizador no excusa, sin embargo, a los conductores de la política interior que, después de un corto verano de eficacia en la operación política, sobre todo en el orden legislativo, por falta de sensibilidad o de pericia para manejar el conflicto, no han podido desbrozar el cauce de la cuarta transformación.
En ese espectáculo, con matices grotescos, se observa un fenómeno bicéfalo que lesiona la cultura democrática: Los adversarios políticos que no han aprendido a perder, y los que, ahora depositarios del poder, por sordera o ceguera, no han aprendido a ganar.
Que militantes de partidos vencidos en 2018 sigan con la brújula perdida no es, para nada gratificante. Pero que el proceso disolvente se introduzca en el partido que ganó de todas, todas, tiene tufo de suicido prematuro.
Dentro de una semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador rendirá su primer informe de Gobierno, ocasión propicia para exacerbar las oposiciones, rigurosamente calculadas y sincronizadas.
Pero es oportunidad, también para que el conductor de la cuarta República matice y ajuste su relación con una sociedad insatisfecha, no de ahora, sino de siglos. Una intransigencia no se resuelve con una intransigencia mayor. Vale.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.