Mouris Salloum George
Una revolución electoral pacífica no debe desembocar en más de lo mismo. El costo del proceso no puede remitirse al depósito de fondo perdido. Debemos tenerlo presente cuando se aproximan las elecciones más grandes de la historia de México, según se publicita.
Aunque la narrativa del ajuste de cuentas es común en la nota roja como brutal expresión de los bajos fondos, la visión del estadista le da sentido filosófico y político como un nuevo diseño de las instituciones públicas, cuyo fin último es la reconstrucción del tejido social.
En el centro de gravedad de esa idea-fuerza palpita el imperativo de cambio. El mandato popular de 2018 fue asumido como compromiso de transformación. Ésta se anunció como La cuarta, siguiendo el hilo conductor de la historia de México.
Un insospechable adherente a la 4T presenta su tema editorial semanario como Cuarta República, cuya carta de navegación no ha sido todavía suficientemente definida.
El Nuevo Congreso Constituyente que nunca se concretó
En 2000 se celebró el supuesto de transición democrática. Desde la cumbre pinolera se avaló la idea de un Nuevo Congreso Constituyente. En la morada donde se dirige la política interior se dinamitó la iniciativa. El entramado institucional siguió sometido a confusos, inanes e improductivos parches y remiendos.
Cuando en la primavera pasada nos sorprendió el coronavirus, se dijo crípticamente que cayó como anillo al dedo (¿?). Ya para mayo, empezó a hablarse, también entre imprecisiones, de una Nueva Normalidad. Al envase y la etiqueta le siguen faltando contenidos objetivos: La piedra de toque.
Los que porfían en seguir acarreando agua a sus molinos
Hace unos días se dio el acto protocolario de relevo en la Conferencia Nacional de Gobernadores. Asumió el potosino Juan Manuel Carreras, quien convocó a fortalecer las capacidades de respuesta de la Federación, los estados y los municipios frente a la crisis general.
La Conferencia es el foro idóneo del Pacto Federal. Lo deplorable es que su nuevo presidente haya limitado mezquinamente su propuesta a la revisión del recorte de recursos presupuestales a los gobiernos estatales; 15 de los cuales están en tesitura de cambio con las tesorerías vacías frente al costo de implica asegurarse una conveniente y convenenciera sucesión.
La República -que no es un montón de retazos aislados-, como empresa ciudadana que en busca del bien común delega el poder político al través del voto, no merece tan poco para tan poco tiempo. Grave cuestión.
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.