Por Mouris Salloum George*
Ocurrió en el sexenio de Enrique Peña Nieto: El Servicio de Administración Tributaria (SAT) acumuló, de 2012 a 2017, adeudos de impuestos por 3 billones 352 mil millones de pesos. Sólo recuperó un billón 111 mil millones de pesos.
El resto, más de dos billones de pesos, los convirtió el SAT en créditos fiscales. De esa suma, un alto porcentaje fue catalogada como incobrable o incosteable. Incosteable, ¿para quién?
Se confirma, pues, que la hacienda pública federal está colgada con alfileres a cargo de los contribuyentes cautivos. Los meros cumplidores.
El monstruoso hallazgo, que configura un crimen de lesa economía nacional (si nos ponemos exigentes, de lesa economía popular), corrió a cargo de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Los desagregados antes trascritos, aparecen en el tercer informa parcial de la revisión de la Cuenta Pública de 2017 entregado ayer por la ASF a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados. Y todavía falta la revisión de 2018.
El modelo mexicano de la Economía criminal
En el reverso de esa medalla de cobre aparecen, vistos por nosotros, que no somos auditores federales, dos datos igual de monstruosos: 1) La corrupción pública cuesta a los mexicanos más de un billón de pesos al año, y 2) La deuda pública ya está por encima de los 10 billones de pesos.
En el periodo documentado por la ASF, despacharon en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público los tecnócratas neoliberales Luis Videgaray Caso, José Antonio Meade Kuribreña y el ex director del IMSS y Pemex, José Antonio González Anaya, para más señas concuño de Carlos Salinas de Gortari.
Meade Kuribreña pretendió ser Presidente de México, postulado por el PRI. La intuición de los votantes lo impidió.
El anterior hallazgo de la ASF, es sólo un capítulo más de la implantación de la Economía criminal en México. La emocionante serie El Estado neoliberal, sus diseñadores y perpetradores continúa. Si resiste las náuseas, no se la pierda.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.