Por Lizbeth Woolf
Se acuerdan cuando en 2018 el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para implementar la política “tolerancia cero” y separaba a las familias, todos los morenistas, entre ellos la actual jefa del gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada se razgaba las vestiduras y condenaba energicamente la medida trumpista.
A seis años de distancia, ahora es la misma Brugada quien separa a las madres de sus hijos, bajo el supuesto del bienestar de los menores. Todo, gracias a una denuncia “anónima” y visitas de sus servidores de la Nación (serviles lacayos) que documentaron que La Casa de Las Mercedes, con más de 30 años de operar no contaba con las normas para operar.
Lo que esos “serviles” servidores de Brugada desconoen es que la Casa de las Mercedes I.A.P. es una institución de asistencia privada con más de 30 años de labor ininterrumpida dedicada a proteger, acompañar y transformar la vida de niñas, adolescentes y mujeres que han sido víctimas de violencia física, sexual o psicológica, abandono, explotación o discriminación.
En el operativo, los menores que fueron separados al esrilo trumpista de Clara Brugada, fueron trasladadas a un albergue de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México (Sibiso), ubicado en la alcaldía Iztacalco, las niñas y niños del orfanato conocido como “Casa de las mercedes”, luego de que autoridades recibieron presuntas denuncias por trata de personas y abuso sexual.
Los menores de edad se encontraban en la alcaldía Cuauhtémoc, cuando personal del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y de la Fiscalía capitalina los rescataron de “Casa de las mercedes”, ubicado en la colonia San Rafael.
Cabe recordar que en el afán de tener el control de todo, de desaparecer las insrtituciones que dan ayuda a quienes lo necesitan como las Instituciones de Asistencia Privada (IAP) y quedarse con los recursos que reciben de sus benefactores, no les importa pisotear los derechos fundamdntales de la niñez de mantenerlos juntos con sus madres, como es el caso de La Casa de Las Mercedes.
El trauma que se les ha provocado al ser separados de sus madres, no tiene “madre”.
Recordemos que esa es su manera de actuar y de pensar, ya al comienzo de su sexenio, y tras la implementación de la política de “tolerancia cero” por parte del gobierno de Donald Trump en 2018, el entonces presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), adoptó un enfoque que, según algunos críticos, fue percibido como cauteloso o “incompleto”.
Evitó la confrontación directa. Ante la separación de familias en la frontera, AMLO optó por una estrategia de no confrontación pública con la administración de Trump. Esto contrastó con las reacciones más enérgicas de otras figuras políticas y organizaciones de derechos humanos en México y Latinoamérica.
Se abstuvo de condenar la política. En julio de 2018, en una carta enviada a Trump, AMLO no incluyó un reproche específico a la política de separación familiar. Activistas y expertos en migración criticaron esta omisión, argumentando que se dejó de lado uno de los temas más sensibles de la agenda bilateral.
Enfoque en la diplomacia. La estrategia de AMLO buscaba evitar una escalada de tensiones, privilegiando una relación de respeto mutuo con el gobierno estadounidense.
Pero aunque AMLO se abstuvo de una condena personal contundente, su gobierno sí actuó a través de la Cancillería. El entonces canciller, Marcelo Ebrard, sí condenó la medida enérgicamente y la calificó de “cruel e inhumana”.
Programa de protección a repatriados. La administración mexicana implementó programas para apoyar a los migrantes repatriados, incluyendo a los niños separados de sus familias. El programa “México te Abraza” buscó coordinar a diversas instituciones gubernamentales para garantizar un retorno digno y la reintegración de los afectados.
Defensa de la dignidad y la cooperación. A lo largo de su mandato, AMLO reiteró su postura de que los problemas migratorios no se resuelven con medidas restrictivas como cerrar la frontera. Abogó por la cooperación bilateral y el respeto a la dignidad de los migrantes.
Bajo la política “Tolerancia cero”, cualquier persona que cruzara la frontera sin autorización era procesada penalmente. Dado que a los niños no se les puede encarcelar con sus padres en prisiones federales, la política llevó a la separación familiar a gran escala.
Según las estimaciones, alrededor de 5 mil 500 niños fueron separados de sus familias como resultado de la política de la administración Trump.
La política fue duramente criticada por diversas organizaciones de derechos humanos, que la calificaron como cruel e inhumana. La Academia Estadounidense de Pediatría la describió como “abuso infantil auspiciado por el gobierno”.
La presión pública y las críticas llevaron a que la administración Trump firmara una orden ejecutiva para revocar la política en junio de 2018, apenas cinco días después de que se desatara la polémica.
No obstante, el daño ya estaba hecho. La falta de un sistema adecuado para rastrear a los niños y sus padres provocó años de caos y dificultó la reunificación.
Hasta la fecha, muchas familias siguen buscando la manera de reunificarse, y los efectos psicológicos a largo plazo persisten.
Hoy, eso mismo es lo que la jefa del gobierno de la Ciudad de México está haciendo. Una cruel e inhumana política que ha separado a las madres de sus hijos, con el pretexto de que La Casa de las Mercedes debe ser investigada por su funcionalidad, por actos de trata y hasta de violación.
Clara Brugada, explicó que en trabajos de supervisión del DIF de la CDMX, en conjunto con el comité de vigilancia, en el que participa la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social, se detectaron una serie de irregularidades y posibles actos delictivos, posiblemente ocurridos en espacios externos al albergue. “Después de la vigilancia que hizo la Secretaría del Bienestar y el DIF se decidido actuar y denunciar ante la Fiscalía (…) no podemos permitir que ningún lugar, y menos en un espacio que está para proteger a niñas, pueda haber abusos de este tipo”, advirtió.
Algo que en lo personal dudo mucho que sea verdad, pues tengo 30 años de conocer a Claudia Colimoro y es una persona honorable que nunca haría daño a las menores que ha rescatado de la violencia intrafamiliar y la explotación. Y a quienes a ayudado a salir adelante y llegar a ser profesionales, solamente hay que checar las historias de vida que se documentan en su página de internet.
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