CIUDAD DE MÉXICO.- En septiembre, la balanza comercial registró un déficit de 2,400 millones de dólares, ampliándose frente al déficit de 1,944 millones observado en agosto. El resultado respondió principalmente al giro en la balanza de productos no petroleros, que pasó de un superávit de 293 millones a un déficit de 128 millones, reflejando un incremento en las importaciones no petroleras.
Adicionalmente, el déficit en productos petroleros se amplió ante mayores importaciones de combustibles, lo que sugiere una demanda interna aún sólida y un avance moderado de las exportaciones.
Las exportaciones mexicanas totalizaron 56,488 millones de dólares, lo que representó un avance anual de 13.8%. Este desempeño se apoyó en el crecimiento de las exportaciones no petroleras (+14.8%), especialmente las manufactureras (+15.7%), aunque dentro de este sector se registró una ligera contracción de –0.2% en el rubro automotriz, compensada por un aumento de 23.9% en el resto de las manufacturas.
En contraste, las exportaciones petroleras retrocedieron –11.8%, reflejando tanto menores precios internacionales como una caída en los volúmenes exportados respecto al mismo mes del año anterior.
Las importaciones alcanzaron 58,888 millones de dólares, con un crecimiento anual de 15.2%. Este incremento se explicó principalmente por el alza en las compras de bienes intermedios (+19.6%) y de bienes de consumo (+5.6%), mientras que las importaciones de bienes de capital retrocedieron –3.2%. Por tipo de producto, las importaciones no petroleras avanzaron 16.7%, en tanto que las petroleras disminuyeron –2.2%.
En el acumulado de enero a septiembre de 2025, la balanza comercial registró un déficit de 2,928 millones de dólares, significativamente menor al déficit de 19,472 millones observado en el mismo período de 2024. Esta mejora se explica principalmente por un crecimiento de 5.7% en las exportaciones totales, acompañado de un incremento más moderado de 2.0% en las importaciones.
La evolución de la balanza comercial ha mostrado volatilidad. Por un lado, se ha visto impulsada por la sólida y consistente expansión de las exportaciones no petroleras y de manufacturas no automotrices. No obstante, este dinamismo enfrenta riesgos, especialmente al analizar la evolución de las importaciones.
Las compras de bienes intermedios y de consumo han aumentado de manera notable en 2025, reflejando tanto una demanda interna robusta como la necesidad de insumos para sostener el auge exportador.
Persiste la preocupación por el estancamiento de las exportaciones automotrices, mientras que la tendencia decreciente y volátil de las exportaciones petroleras mantiene una vulnerabilidad estructural que obliga a las divisas generadas por manufacturas a compensar el déficit energético.
El principal riesgo proviene de la alta dependencia del mercado estadounidense; sin embargo, una revisión favorable del T-MEC podría fortalecer el superávit no petrolero y diversificar oportunidades exportadoras, mientras que la demanda interna de importaciones mantiene cierto dinamismo.
AM.MX/fm
