lunes, noviembre 25, 2024

De leer, de reflexionar, de votar

Ramón Márquez C.

 

Con acuciosidad y profesionalismo que deberían de ser espejo para los pseudo-diarios nacionales, el periódico español El País ha brindado a sus lectores un vasto panorama de lo ocurrido en México en estos meses de campañas presidenciales -entre elevadísimos niveles de violencia que sacudieron la estructura política con múltiples asesinatos de candidatos a puestos de elección popular-. Meses que no han logrado borrar lo evidente: prevalecen la corrupción y la impunidad, lacerantes llagas en la piel nuestra sociedad. Duele en el alma la abismal desigualdad entre los (muchos, muchísimos) muy pobres y los (pocos, poquísimos) muy ricos… Pero ya los tiempos de campaña se escriben en pasado. Ha llegado el día en el que –esencialmente- nuestra sociedad votará por quien habrá de dirigir su destino en los próximos seis años. De esto opinan quienes en El País escriben y, sobre todo, entrevistados, de esto opinan varios de los más reconocidos intelectuales mexicanos y en cada texto se plasma el eventual arribo de Manuel López Obrador –quien no tuvo auténticos adversarios sino híbridos personajes con obtusas aspiraciones- a la presidencia.

 

Leamos:

 

Necesitamos una reforma política. Los partidos encontraron que la democracia simulada que tenemos es un enorme negocio. Somos dueños del voto el domingo de elección. Al día siguiente, nuestro voto caduca y se desentienden de nosotros los que son elegidos. Los partidos han encontrado que lo importante con los problemas no es solucionarlos, sino administrarlos, lo que permite seguir haciendo pactos y ampliar recursos para supuestamente arreglarlos. Esta democracia le está costando muchísimo a México. Es una democracia chatarra que le da muchísimo dinero a quienes se benefician de ella. Los partidos han abdicado de sus respectivas ideologías, ya no hay demarcaciones claras de lo que unos u otros defienden, sino que se unen con fines oportunistas y electoreros para tener mayor fuerza, más allá de los principios que decían defender… Todo puede ir inevitablemente a peor. Pero me parece muy grave asumirnos en un conformismo de este tipo. Cuando se dijo que López Obrador era un peligro para México se creó toda una campaña de difamación totalmente infundada para impedir que un candidato tuviera un proyecto que a algunos podía no convenir. El propio Andrés Manuel ha rebajado sus expectativas y su discurso para no generar temores. Es una gran paradoja. Lo que necesitamos son cambios y estamos en un país en el que el que propone cambios radicales está estigmatizado como una amenaza.

Juan Villoro

 

Tengo la impresión de que hubo pocas ideas y demasiado ruido. Las nueces se cuentan con los dedos de una mano y el alboroto, en cambio, es una catarata de decibeles imparable. No hay entusiasmo de mi parte por un solo aspecto de la campaña. Sé que estamos viviendo tiempos amargos y atroces. Me hubiera gustado escuchar que algún candidato explicase con contundencia la importancia de acatar los principios de la ley y detener la impunidad. Si la corrupción, si la violencia gansteril y el crimen organizado florecen como lo hacen es porque la tierra básica de la maceta mexicana está hecha de impunidad y de irrelevancia de la ley. En fin, me hubiera gustado oír las tres palabras sagradas que podrían inaugurar un cambio en México: educación, educación y educación. Pero lamentablemente han convertido el problema, con la reforma educativa, en uno político y no de moral pública… Hay que esperar que prevalezca el lado de Lopez Obrador que, más allá de su pragmatismo y de su interés personal, se pueda convertir en algo positivo para México. Ojalá. A mí no me cae bien. No es una persona por la que vaya a votar. Ha creado un Frankenstein hecho de partes, de pedazos más o menos pegoteados y no se sabe muy bien cuál de esos pedazos va a prevalecer sobre el siguiente. No se sabe si van a prevalecer los moderados de su equipo o los duros. Me da mucha pena que un personaje así se haya alzado con la representatividad de la izquierda. Eso me parece triste.

Guillermo Sheridan

 

La victoria de López Obrador significaría  un proceso de restauración de un priismo… El programa de Morena es regresar a las tesis del PRI de la época de López Portillo, de Luis Echeverría y de aún antes. El problema es que eso va junto al autoritarismo. Es un intento de regresar al antiguo régimen. Lo dice el nombre de su partido. Es una regeneración del viejo autoritarismo priista. Ahora, toda restauración es siempre difícil y eso puede generar un desequilibrio, muchas tensiones, desorganización, puede ser que entremos en un periodo de gran turbulencia.

Roger Barta

 

No sé si nuestra sociedad está desalentada o enojada. Igual ambas cosas van juntas. Pero, efectivamente, hay un hartazgo de que, aparentemente, no se ha logrado nada en este sexenio (.…) Hasta ahora, lamentable, no hay campaña. Hay golpes, pero programas no he visto. ¿Por dónde debería empezar a cambiar México? En orden de importancia, el primer tema es la lucha contra la pobreza. La lucha contra la corrupción y la violencia es a largo plazo. Son esenciales, son primordiales, pero lentas. Se necesitaría un cambio en la cultura política mexicana para que lo que hiciera el próximo presidente en seis años, no fuera destruido por el siguiente. El segundo punto es, y ningún candidato lo ha tocado, la sanidad. La crisis de los hospitales, el abandono… Mi tercera prioridad es la crisis ambiental. México sigue destruyendo sus bosques, la expansión de la mancha urbana de Ciudad de México es una locura, es un crimen, cualquier megalópolis mexicana tiene una contaminación intolerable y solo nos preocupa a tres locos, nadie nos pela (… ) La necesidad de unificar a todos los mexicanos, como proclama Morena, era una idea del viejo PRI. Frank Brandenburg, el politólogo de los años 70, comparaba al PRI con una catedral. Los arquitectos saben que la catedral tiene su nave central y sus capillas laterales, a la derecha y a la izquierda, donde caben todos los santos. Cuando ahora comparan a Morena en una metáfora un poco fea con el camión de la basura, yo remito a la metáfora de la catedral. Creo que realmente la ideología, la cultura política que mueve a López Obrador, porque realmente el movimiento es su persona, es la del [partido] Nacional Revolucionario [antecedente del PRI] y no digo revolucionario en sentido marxista.

Jean Meyer

 

Sobre el papel, la llegada de López Obrador y la irrupción con fuerza de Morena colocaría la opción aparentemente de izquierda como la gran triunfadora. No obstante, la moderación que ha mostrado el candidato durante toda la campaña y su alianza con Encuentro Social ponen en duda que su hipotética victoria sea un triunfo del progresismo exclusivamente. Si la derecha en esta campaña ha dado visos de estar dividida, en el caso de una corriente de izquierda se podría decir que está difuminada. El crecimiento de Morena se ha dado a costa de otros partidos. El Partido de la Revolución Democrática, desde 1989 la formación hegemónica de la izquierda, está cerca de tener una participación testimonial. Ha sido víctima de la escisión provocada por López Obrador, que trató de lograr la presidencia en dos ocasiones bajo esas siglas, con la creación de Morena. Sin embargo, algunos de sus fundadores históricos han abandonado el PRD en la actual campaña y se han sumado a López Obrador por la decisión de sus dirigentes de pactar una alianza electoral y programática con el conservador Acción Nacional, el histórico partido opositor de México

Javier Lafuente y Luis Pablo Bearuegard, redactores de El País

 

Sigo pensando que no hay mejor opción que AMLO y estoy con él desde que era jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Soy de las de antes, no de los de última hora. Fui a todas las manifestaciones y hablé en todos los templetes… Lo peor sería que México siguiera por este mismo camino descendiente, por este camino que le está llevando al abismo. Creo que apenas esté en el poder va a contemporizar, va a estar tan feliz que se va a poner de buen humor, igual que Octavio Paz cuando se sacó el Nobel. Su llegada significaría, aunque claro que es muy difícil, que los pobres vayan a ser lo primero, algo que es absolutamente indispensable en un país como el nuestro y en general en toda América Latina que está en la misma situación.

Elena Poniatowska

 

Si el candidato del Morena a la presidencia de México vence el domingo, su historia será la de alguien que ha creído siempre en su causa y, sobre todo, en sí mismo. No tiene ni padrinos ni compañeros y pondrá a prueba a todos. Se le acusó de ser el gran peligro para México. Después de doce años de sangre y mugre, de violencia y corrupción, es claro que para los electores mexicanos no hay mayor peligro que la continuidad de lo existente. Por eso hay que decir que el terremoto que provocará la victoria de López Obrador será el gran desafío de México. A todos pondrá a prueba.

Jesús Silva-Herzog Márquez

 

¿Cómo imagino la acogida de los inversores a López Obrador?..  No va a tener contrapesos, y los mercados todavía no se han dado cuenta de eso. Si logra la mayoría absoluta en ambas Cámaras y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México es de su partido, la oposición que enfrente será escasa. También en los medios. Me preocupa la ausencia de contrapesos de cualquier presidente, pero López Obrador, además, tiene una trayectoria de un cierto autoritarismo en el sentido de no ser muy tolerante a la disidencia. El principal contrapeso que tendrá serán los mercados y los tratados comerciales ya firmados.

Luis de La Calle, economista doctorado en la Universidad de Virginia

 

Después de leer, después de la última reflexión, vayamos a las urnas.

 

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