Jorge Meléndez Preciado
Inesperadamente, y sin que hubiera un asunto político de gran importancia en ese momento, Andrés Manuel López Obrador puso a girar el mundo político, intelectual, cultural y hasta religioso con su declaración acerca de que España y el Vaticano deberían ofrecer a los pueblos originarios de nuestro país disculpas sobre sus conquistas, las que fueron realizadas a sangre, fuego y destrucción, como sabemos.
De inmediato saltaron en la defensa de la corona española personajes como Arturo Pérez Reverte, el antaño gran periodista; Mario Vargas Llosa, faltaba menos, y hasta Gonzalo Celorio, entre muchos otros. Los tres descalificando al presidente mexicano con argumentos poco sólidos y más bien como defensores hispanos. Y el jerarca de la Iglesia, Panchito, simplemente informó que no vendrá a esta tierra tan lacerada porque su agenda ya está muy saturada, aunque sus voceros dijeron que Bergoglio ya había ofrecido disculpas en Bolivia por las atrocidades contra los originarios de América.
Pérez Reverte calificó a López Obrador como imbécil y sinvergüenza, pero no se mordió la lengua ya que Arturo fue sentenciado de plagio por obras de Antonio Pérez Vigil y Verónica Murguía, lo cual muestra la mala catadura del sujeto. Vargas Llosa glorificó la conquista, no obstante los millones de etnias que perdieron la vida y casi desaparecieron, se olvidó del arrasamiento cultural y religioso de estas tierras y llamó despectivamente indios a los de por acá; el señor que se inclina continuamente ante el Rey español- quien se empató con Vicente Fox al llamar Borgés a don José Luis-, despreció su origen peruano y huyó de México al día siguiente que llamó dictadura perfecta al PRI, es todo un caso. Y Gonzalo Celorio, presidente de la Academia de la Lengua Española en México, es un ignorante de la obra máxima de Nikito Nipongo: Madre Academia, donde se demuestra el tufo franquista de la Real Academia Española.
Adelfo Regino, encargado de los asuntos indígenas, fue de los pocos que salieron a defender a López Obrador, lo que muestra el casi nulo apoyo de su gabinete, periodistas e intelectuales al ejecutivo. Lástima.
@jamelendez44