CIUDAD DE MÉXICO.- En septiembre de 2025, el consumo privado en México no presentó variación mensual en cifras desestacionalizadas, debido a un nulo impulso del consumo de bienes importados y en el consumo de servicios nacionales. En contraste, el consumo de bienes nacionales disminuyó -0.1%. En términos anuales, el consumo privado registró un incremento anual de 2.1%.
En cifras originales, el consumo privado acumulado de enero a septiembre no mostró variación, resultado de un aumento en el consumo nacional (0.5%), contrarrestado por una caída en el consumo de bienes importados (-1.8%). Este comportamiento evidencia una clara debilidad en la demanda interna, con retrocesos en segmentos clave como bienes importados y semiduraderos. Esto refleja un entorno de cautela del consumidor y una falta de impulso del gasto privado, lo que limita su contribución al crecimiento económico.
Por su parte, la inversión disminuyó -0.3% mensual en septiembre y -8.4% a tasa anual. En su comparativo anual, se registraron retrocesos en el sector construcción (-10.2%) debido a una persistente contracción del rubro no residencial (-16.4%) y del residencial (-2.0%). El rubro de maquinaria y equipo también registró contracción (-6.1%) debido a una caída tanto en el componente nacional (-10.6%) como en el importado (-3.3%), con marcada debilidad en equipo de transporte.
En cifras originales, la inversión acumulada de enero a septiembre refleja una contracción de -7.6%, explicada tanto por la inversión pública como por la privada, aunque con una caída más pronunciada en el sector público (-20.2%) frente al privado (-5.2%). El panorama general de la inversión refleja un entorno de contracción y poco dinamismo. Esto sugiere que la economía enfrenta limitaciones para sostener el crecimiento a mediano plazo, apuntando a un escenario donde la inversión no está actuando como motor de la actividad económica.
Los datos revelan fragilidad en los principales motores internos, lo que plantea retos significativos para el crecimiento en el corto y mediano plazo. Por un lado, el consumo privado, que representa dos terceras partes del PIB, muestra señales de estancamiento, reflejando una demanda interna debilitada y un comportamiento cauteloso por parte de los hogares. Esta falta de dinamismo en el gasto privado limita la capacidad de la economía para generar un impulso sostenido.
Por otro lado, la inversión enfrenta una contracción marcada y esta tendencia es preocupante porque la inversión es esencial para ampliar la capacidad productiva, mejorar la infraestructura y sostener la competitividad en el largo plazo. Ante ello, el crecimiento económico dependerá cada vez más de factores externos. México corre el riesgo de mantener un ritmo de expansión moderado y vulnerable hacia el siguiente año.
AM.MX/fm
