Norma L. Vázquez Alanís
Cada año las editoriales se esmeran en promocionar la celebración del Día del Libro a través de numerosas ferias y actividades que contribuyen a elevar sus ventas, pero poco conocida es la existencia, desde 1997, de una efeméride dedicada a las bibliotecas: el 24 de octubre.
La propuesta de dedicar esta fecha a conmemorar el Día Internacional de la Biblioteca surgió de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca Nacional de Sarajevo, incendiada en 1992 durante el conflicto bélico en los Balcanes.
Ese acto de barbarie humana se produjo muchos siglos después de la devastación de la Biblioteca de Alejandría, aunque la de Sarajevo no tenía valor estratégico ni era un objetivo militar. En la noche del 25 de agosto de 1992 las fuerzas serbias acabaron con ella, a pesar de que el edificio que la albergaba exhibía las banderas azules, insignia del patrimonio cultural. Las tropas en guerra hicieron caso omiso y lanzaran proyectiles incendiarios y bombas en las calles vecinas para impedir su salvamento.
En la Biblioteca de Sarajevo había más de millón y medio de volúmenes, incluidos 155 mil obras invaluables, manuscritos e incunables, reunidos por musulmanes, serbios ortodoxos, croatas católicos y judíos, que quedaron convertidos en cenizas. Entre ellos, más de 800 mil títulos del periodo austrohúngaro y del otomano; solamente pudieron rescatarse, gracias a la cadena humana que organizaron los bibliotecarios y miles de voluntarios, unas cajas que habían sido catalogadas en el sótano.
Después de este hecho sobrecogedor, el médico e historiador croata Mirko D. Grmek creó el término ‘memoricidio’ para definir la destrucción de la memoria y el tesoro cultural del ‘otro’, del adversario, del enemigo; posteriormente los organismos internacionales establecieron que la destrucción deliberada y sistemática de bibliotecas y archivos constituye un crimen contra la humanidad, señala el historiador de la Universidad de Harvard, Andras Rieldmayer.
Al respecto, el escritor, traductor y editor argentino-canadiense Alberto Manguel subraya que “la biblioteca ideal simboliza todo lo que una sociedad representa. Una sociedad depende de sus bibliotecas para saber quién es, porque las bibliotecas son la memoria de la sociedad”.
Desde que terminó el conflicto en los Balcanes en 1995, la rehabilitación de la biblioteca se convirtió en una tarea prioritaria para los bosnios, de manera que distintos países europeos colaboraron en la reconstrucción de esta joya de finales del siglo XIX y luego de 18 años de trabajo reabrió sus puertas.
El periodista español dedicado a investigar sobre temas de educación y bibliotecas escolares, Kepa Osoro, considera que todas las bibliotecas públicas, privadas, universitarias, especializadas, escolares, nacionales o móviles, albergan grandes tesoros y destruirlas o no protegerlas, que viene a ser lo mismo, es un ‘memoricidio’ a pequeña o gran escala y una de las mejores maneras de preservarlas es darlas a conocer, abrir sus puertas, mostrar sus rincones, extraer sus documentos de los estantes y ponerlos en manos de los lectores, pero especialmente hablar de ellas.
Por ello es importante dar a conocer que cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional de la Biblioteca, la casa de los libros o, como la denominaban los egipcios, la casa de la vida.
La iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil -a la que posteriormente se sumaron México, Argentina, Ecuador y otros países de América Latina, así como Estados Unidos- nació para hacer pública la importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de todas las edades con la cultura, además de un instrumento de mejora de la formación y la convivencia humana.
El futuro de las bibliotecas ante el avance tecnológico
El vertiginoso avance tecnológico en el campo de la comunicación ha asestado severos golpes a la biblioteca, que ha perdido usuarios ante la cada vez más fácil accesibilidad a Internet y en especial al uso de Wikipedia, que de acuerdo con la académica Rada Mihalcea, de la Universidad del Norte de Texas, en Estados Unidos, actualmente es el depósito en línea más grande del conocimiento enciclopédico, con millones de artículos disponibles para un gran número de idiomas, pero que no es considerada por los expertos como una fuente confiable de información.
Durante el siglo XX, al menos en México y muchos países iberoamericanos, una biblioteca se relacionaba con el ámbito escolar y de la investigación, pero ha pasado de lo tradicional a lo virtual y ahora el concepto de biblioteca virtual incluye numerosos productos culturales en todo tipo de formatos.
Este proceso evolutivo ha contribuido, con el paso de los siglos, a su engrandecimiento sin perjuicio del concepto que la engendró como centro de lectura, de culto, de conocimiento almacenado y conservado en cajas embreadas y depositadas en nichos excavados en los muros, como hacían en la antigua Mesopotamia.
En este sentido, para la catedrática e investigadora del departamento de Lenguas Modernas del Tecnológico de Monterrey, Laura Flores Tenorio, las bibliotecas han pasado de lo usual a lo virtual y ahora son espacios que han cambiado la forma en que las nuevas generaciones buscan el aprendizaje, además de que han extendido su oferta cultural con la organización de exposiciones, conciertos y concursos, entre otras actividades integradoras de la sociedad.
Así que aprovechamos la celebración del Día Internacional de la Biblioteca este 24 de octubre para hacer hincapié en que el recinto se podrá transformar, podrá incorporar nuevos espacios, servicios, soportes o formatos, pero seguirá siendo una biblioteca: lugar de encuentro de los lectores e instrumento de formación y convivencia humana que debe conservarse.
Y les dejamos para reflexionar este pensamiento del gran escritor francés Víctor Hugo: “Una biblioteca implica un acto de fe por parte de generaciones que, incluso en la más profunda oscuridad, pudieron construir durante su noche un testimonio de la aurora”.