Conflictos armados y guerras civiles desde 1992

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Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia

*Rusos étnicos y rusificados quedaban sin respaldo.
*Interferencia en asuntos de Tadzhikistán, Georgia y Moldavia.
*El separatismo armado fue elemento de riesgo.
*La ensalada geopolítica provocó conflictos imparables.

El estallido a lo largo de 1992 de conflictos armados y guerras civiles en toda regla en el antiguo espacio soviético aceleró en el poder ruso el deseo de reforzar su influencia para salvaguardar los intereses nacionales y los derechos de los 25 millones de rusos étnicos y rusificados que se habían quedado sin respaldo ni patrocinio de un Centro.
Invocando la seguridad colectiva de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), Rusia se inmiscuyó en las disputas internas de Moldova, Georgia y Tadzhikistán con el manto de un esfuerzo multilateral que resultó poco convincente.
Con el primer país se llegó a una tensión prebélica en junio como advertencia contra el tratamiento por el gobierno de Chisinau del separatismo armado de los rusófonos del Transdniester como factor de riesgo.
Sin embargo, esto ocurría no obstante que el 21 de julio un acuerdo de alto el fuego firmado en Moscú por Borís Yeltsin y el presidente moldavo, Mircea Snegur, permitió el despliegue de una fuerza de interposición tripartita de cuatro mil soldados con fuerte presencia rusa.
Hasta el final de la presidencia de Yeltsin, la disputa por el retiro del 14º Cuerpo del Ejército Ruso, reclamada con vehemencia por Chisinau, iba a entorpecer las relaciones con una república ex soviética que debatía su identidad nacional entre la especificidad moldava y el regreso al Estado rumano del que en 1940 fue desgajada por la Unión Soviética.
En Georgia, la llegada a la presidencia de Eduard Shevardnadze como reemplazo aparentemente prorruso del autócrata nacionalista, Zviad Gamsajurdia, coincidió con el recrudecimiento del conflicto con los independentistas de Osetia del Sur.
De nuevo, los buenos oficios rusos permitieron un alto el fuego en Dagomys el 24 de junio y el despliegue desde el 13 de julio de otra fuerza de paz multipartita de dos mil hombres, la mitad de los cuales los aportaba Rusia.
Por otro lado, en Tadzhikistán la reacción armada de los procomunistas al derrocamiento en septiembre del presidente Rajmon Nabíyev por una coalición de demócratas, nacionalistas e islamistas, dio lugar a un cruento conflicto civil imparable.
Se forzó la elección en noviembre del apparatchik Inomali Rajmónov como presidente de la República, después de que la capital Dushanbé cayera bajo el control del Ejército ruso, oficialmente neutral y sin otra misión que “asegurar el orden”.
En la cumbre de la CEI del 22 de enero de 1993 en Minsk se aprobó el envío de siete mil 500 soldados de la que iba a ser la primera misión de pacificación de la Comunidad, y aunque sin expresiones de violencia, Yeltsin presionó fuertemente también a Estonia y Letonia para que elaboraran leyes de ciudadanía no discriminatorias con las importantes minorías rusófonas.
Pero los peligros de la disgregación se instalaron en la propia Federación Rusa; Estado multinacional por excelencia, Rusia se presentaba como una Unión Soviética a escala menor compuesta por 89 entes territoriales:
49 regiones (óblast), 21 repúblicas (respublik, apellidadas autónomas hasta la disolución de la URSS), 10 distritos autónomos (avtonomnyy okrug), seis territorios (kray), dos ciudades federales (gorod) y una región autónoma (avtonomnaya óblast).
Repúblicas, distritos autónomos y la región autónoma portaban el nombre de la nacionalidad titular, mientras que regiones, territorios y ciudades federales se articulaban como meras entidades administrativas. Las nacionalidades con más de medio millón de miembros sumaban la quincena
Los rusos étnicos suponían, de acuerdo con el censo de 1989, el 81 % de la población total, esto es, unos 120 millones, y es que en algunas regiones los rusos constituían minorías y sus relaciones con las mayorías nacionales no estaban libres de tensiones en el marco de un rompecabezas, herencia historias de violencia y sangre seculares.

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