domingo, agosto 3, 2025

Concatenaciones: Siete siglos

Fernando Irala

Aunque los historiadores no se han puesto de acuerdo en la fecha exacta, este año se cumplieron setecientos años de la fundación de la Gran Tenochtitlán.

La ciudad de los mexicas no sólo es el origen de la actual capital de la República, sino el antecedente principal del país que llamamos México. Por ello el gobierno federal decidió celebrarlo hace unos días, y también lo hicieron otras corrientes políticas y organizaciones civiles.

Ello obedece a una versión extendida de que el celebre encuentro de los aztecas con un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente, ocurrió hacia los últimos días de julio de 1325, fecha puesta en la cuenta del calendario con el que actualmente se rige el planeta.

Desde luego la efeméride ha sido momento propicio para rememorar el legado histórico de los pueblos indígenas, sostener la vigencia de su cultura y su contribución a la identidad de la nación, y reivindicar los derechos de quienes por siglos también, han sido discriminados y explotados.

México Tenochtitlán cayó, también se recuerda, dos centurias después de su fundación, arrasada por la conquista española; con ello se derrumbó el imperio azteca y fueron dominados en las décadas siguientes, los pueblos y tribus habitantes del actual territorio nacional.

Luego de alcanzar la independencia, con lo cual nace propiamente la nación mexicana, hemos cumplido ya dos siglos de vida con libertad y soberanía.

Ninguna etapa de la historia mexicana ha sido sencilla, y la que estamos atravesando ahora tampoco lo es. Por el contrario, diversas amenazas del exterior se suman a peligros que han crecido internamente, y han puesto en riesgo el futuro de las siguientes generaciones.

A los rezagos y carencias, a las desigualdades y justicias que una mayoría de los mexicanos han sufrido a lo largo de las etapas de la historia a las que nos hemos referido, se han sumado las inacabables luchas políticas entre visiones distintas y distantes, del modelo de país que necesitamos.

En la actualidad tenemos además, fenómenos que hace unos decenios probablemente ya existían, pero no eran incontrolables ni parecían tan letales, como la criminalidad y la inseguridad, la existencia de mafias que se han extendido por el territorio y copado incluso al gobierno.

Al avanzar el siglo XXI, se agrega el agotamiento y contaminación de los recursos del planeta, el calentamiento global y el cambio climático, la escasez de agua, las olas de migración y los conflictos bélicos que renacen justo cuando parecían un tema del pasado.

Así que luego de celebrar el séptimo centenario y honrar a los ancestros, la reflexión de fondo es que no la tenemos nada fácil los mexicanos que iniciamos el octavo siglo después de la fundación de la gran México Tenochtitlan.

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