jueves, marzo 28, 2024

CONCATENACIONES: Lecciones del sismo

Fernando Irala

De la tranquilidad nerviosa luego de que tras el sismo de la medianoche de jueves a viernes se mostró una capital indemne, sin pérdida de vidas humanas que lamentar y sólo con algunas averías muy menores, con el transcurso de los días hemos dado paso al paulatino descubrimiento de la terrible destrucción y las muertes que dejó el terremoto cerca de su origen.

En menos de setenta y dos horas a partir del movimiento telúrico, pasamos de la estimación de unos pocos fallecimientos a los noventa casos reportados al momento de escribir estas líneas. Nadie lo desea, pero a medida que se tenga un panorama completo de lo sucedido es muy probable que este número se aproxime al centenar o incluso pueda rebasarlo.

En la ciudad de México y su área metropolitana es mucho lo que se ha mejorado en cuanto a la calidad de las construcciones y la cultura de protección civil.

Pero ahora sabemos que aunque esto cuenta, en realidad el saldo blanco se debió a que el epicentro del fenómeno se ubicó cerca de la frontera sur del país, a diferencia del de 1985, cuando éste se observó frente a las costas de Guerrero, a la mitad de la distancia a la capital del país.

La lección principal es que pese a seguir normas de protección y construcción más avanzadas y a contar con las actuales tecnologías de comunicación, nuestras ciudades –en particular la megalópolis— y sus habitantes siguen siendo muy vulnerables ante las fuerzas desatadas de la naturaleza.

Esta vez los capitalinos tuvimos mucha suerte, la que por contraste no tuvieron nuestros compatriotas de los estados del sur, sobre todo Chiapas y Oaxaca, donde en muchos de sus poblados hay miles de casas dañadas, y la emergencia que sigue a toda catástrofe de la magnitud que sentimos.

Entre otras fortalezas, también existen hoy instituciones más preparadas para reaccionar ante estos desastres, y contamos de manera renovada con la solidaridad social que en las situaciones extremas se manifiesta, como ocurre desde el terremoto de 1985 y que ahora nuevamente está actuando.

Ojalá que pronto el país y los estados del sur se recuperen de la devastación, y los afectados de su dolor y sus pérdidas.

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