martes, enero 7, 2025

Concatenaciones Año emblemático en un mundo violento

Fernando Irala

El tiempo pasa volando.
Apenas nos recuperamos de las fiestas de fin de año, en algunos hogares todavía quedan platillos del recalentado, y ya llegamos al convite que cierra en México la temporada Guadalupe Reyes, la que se inicia con la conmemoración de las apariciones de la Virgen Guadalupana y culmina el día de la epifanía, la adoración de los Reyes Magos al recién nacido Jesucristo.
Son tiempos, todos éstos, de formulación de buenos propósitos, en lo interior y hacia los demás. Y son también momentos de expectativas de lo que el futuro, por lo pronto el próximo año, nos depara.
2025 es un año singular, emblemático, Con su tránsito se completa un cuarto de siglo, el primero de la centuria que estamos viviendo, el espacio que se calcula para el desarrollo de una generación. Quienes nacieron al inicio de los dos mil ahora son jóvenes plenos, y quienes ya lo eran al empezar el milenio ahora están instalados en la madurez.
La Iglesia Católica declara cada año que completa un cuarto de siglo como un año de jubileo, o Año Santo, en el que se abre para que los peregrinos pasen, la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán, acceso que el resto del tiempo permanece cerrado.
Jubileo viene de júbilo, pero en los actuales tiempos hay pocos motivos para ello. Tan es así que la convocatoria a los creyentes lo define como “un año de esperanza para todo el mundo, que sufre el flagelo de las guerras, los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19 y la crisis del cambio climático”.
En ámbitos seculares, la percepción es similar. Vivimos un mundo violento cuyas manifestaciones están en crecimiento. La Organización No Gubernamental denominada ACLED, por sus siglas en inglés, dedicada a la vigilancia de conflictos en el mundo, señala en su más reciente informe que al comenzar 2025, en el planeta hay diez lugares con un índice de conflicto extremo.
En esa lista trágica, México, nuestro país, ocupa el cuarto lugar, sólo superado por la región palestina, catalogada como la más peligrosa del mundo en la actualidad, Birmania, ahora llamada Myanmar, y Siria.
Las conclusiones del estudio no son optimistas. En los últimos años, señala, el mundo es cada vez más violento, y eso no mejorará en el año que se inicia, por el contrario. “Pero los patrones de conflicto en general confirman que vivir en una democracia no es una garantía contra los conflictos. La mayoría de los conflictos no ocurren en estados autocráticos ‘pobres’ o ‘aislados’, sino en países ‘parcialmente libres’”.
“La mayor parte de los conflictos, concluye el documento, se producen ahora en países de ingresos medios, y están aumentando con más fuerza en los países de ingresos medios y altos. En resumen, un mayor desarrollo y una mayor democracia no limitan la violencia. Los conflictos se adaptan a las circunstancias políticas y cambian de forma y dirección según los planes de sus perpetradores.”
Así transcurren estos primeros días del año nuevo, en México y en el planeta. No hay, por supuesto, un factor único; las causas pueden ser muy diversas y complejas. Pero los hechos no mienten. Vivimos un año emblemático. Y vivimos tiempos violentos.

 

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