NUEVA YORK.- Los bonos del Tesoro actúan como una protección ante la renta variable en tiempos de crisis deflacionaria como las recesiones, en las cuales la baja en la demanda conduce a menores ganancias. Durante estos eventos, se espera que bajen las tasas de referencia, y los bonos del Tesoro reportan mayor rendimiento. La mayoría de los eventos de impacto del 2002 al 2019 resultaron en choques a la demanda.
La protección generalmente funcionaba. En el 2022 experimentamos un choque inflacionario, en el cual las altas tasas derivaron en pérdidas tanto para los bonos del Tesoro como para la renta variable, ya que toda la duración (y la renta variable es ciertamente un activo de larga duración) se depreció. Los flujos de efectivo a futuro valen menos a medida que la tasa de descuento se incrementa. Si la protección funciona en el largo plazo dependerá de su el próximo impacto es inflacionario o deflacionario. En efecto, si el choque es de demanda, la cobertura funciona; si el choque es de oferta, no lo hará.
Tensiones Comerciales:
Los aranceles pueden analizarse desde una perspectiva de política comercial o fiscal. Como un alza de impuestos, deberán incrementar las ganancias para el gobierno y reducir el déficit, por lo que uno esperaría que los bonos del Tesoro respondieran al alza arancelaria con un rally. Pero también hay un impacto por el lado de la oferta internacional, así que se reduce el potencial de la producción y los precios se elevan aún más. Por tanto, la reacción de los bonos del Tesoro puede ser ambigua. Los aranceles impactan tanto a la oferta como a la demanda.
Cuando son significativos e impredecibles, esperaríamos que la destrucción de la demanda finalmente demuestre ser la más poderosa de las dos influencias, y si la cautela del consumidor y la pausa en el capex se añaden a los daños a la cadena de suministro dejan a EE.UU. sumido en la recesión, esperaríamos un rally de los bonos del Tesoro en anticipación a menores tasas de referencia por parte de la Reserva Federal para apoyar a la economía.
Los resultados de los bonos federales en abril fueron interesantes, a la vez que el impacto del Día de la Liberación elevó las expectativas de recorte a las tasas de la Fed, pero vimos una venta masiva de bonos. Esto parecía esencialmente una decisión de los inversionistas de exigir una mayor prima de riesgo por la tenencia de activos de calidad de EE.UU., en respuesta a una incertidumbre sin precedentes.
Perspectiva de Largo Plazo:
Los bonos del Tesoro no son tan seguros como solían ser, pero todavía brindan más seguridad que algunas inversiones alternativas. Vemos dos cambios principales: primero, el déficit no se está abordando con la seriedad necesaria. En muchas partes y épocas, la inflación es el impuesto que se paga si una sociedad se rehúsa a pagar otras cargas fiscales.
En segundo lugar, lo impredecible de las políticas y una sensación de que la administración será transaccional y no basada en principios en sus relaciones con otros países deberá incrementar la prima de riesgo necesaria para atraer a inversionistas no estadounidenses a incluir bonos del Tesoro en sus portafolios. Probablemente están abrumados después de un año lleno de sorpresas, y buscan alternativas, por lo que esperamos que una re-diversificación global y un distanciamiento de un mercado con exceso de tenencias estadounidense se vuelvan una asignación clave en los portafolios en los próximos años.
AM.MX/fm