Jorge Meléndez Preciado
Haciendo el uno- dos, como se dice en términos del ciclismo, Enrique Peña Nieto y José Antonio Meade, hicieron pronunciamientos en contra de la corrupción y la impunidad y, claro, aludieron si mencionarlo por su nombre al puntero en la contienda electoral, Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto dijo: “No puede haber perdón y olvido para los delincuentes. No puede haber borrón y cuenta nueva. Dejar hacer y dejar pasar a los criminales, significa fallarle a la sociedad, y traicionar a México”. Porras, seguramente, de César Duarte, los padres de los 43 y los familiares de los 40 periodistas asesinados durante su sexenio.
Por su parte, Meade señaló seis puntos para tratar de enfrentar la corrupción. Entre ellos completar el famoso y rabón Sistema Nacional Anticorrupción, detenido hace tiempo. Nombrar a los magistrados de esa institución. Tener ministerios públicos autónomos. Nombrar al Fiscal General y al que combatirá la corrupción con un sentido de Estado- y no carnal. Designar al nuevo titular de la Auditor Superior de la Federación (ASF). Y hacer una ley para que la contratación de obras públicas sea diferente al existente.
Todo en el discurso es espléndido. Pero debemos recordar que Meade y Rosario Robles están metidos en una indagación de la Estafa Maestra, en la cual utilizaron a universidades del país, entre ellas la del Estado de México, las que defraudaron más de cinco mil millones de pesos, en 180 empresas, de las cuales 150 son irregulares o fantasmas.
Frente a esa denuncia, el equipo de campaña de Meade trató de interponer una demanda contra el portal: Animal Político, supuestamente porque vulneraba la integridad del antiguo funcionario de Hacienda y Desarrollo Social. Lo que es un recurso que va contra la libertad de expresión y trata de amordazar a un medio que investigó y llegó a conclusiones con elementos incontrovertibles. Es decir, estamos ante un problema de censura evidente, algo que parecía ya superado en el México del siglo XXI.
José Antonio el que no fue registrado como abanderado ciudadano, señaló también: el problema central en México es la impunidad y quienes cometen un delito o incurren en actos de corrupción no deben salirse con la suya y se necesita que paguen las consecuencias de sus actos. Vivas a cargo de Josefina Vázquez Mota, quien recibió de la secretaría de Relaciones Exteriores, a cargo de Meade, más de mil millones de pesos sin comprobar para una supuesta ayuda a nuestros migrantes
El gobierno federal, por cierto, niega información al Sistema Nacional Anticorrupción sobre la Estafa Maestra. Ello no obstante que se han realizado las solicitudes a diferentes organismos, entre ellos el Sistema de Administración Tributaria (SAT).
Hace días nos enteramos, en otro terreno, que las tarjetas del Banco del Ahorro Nacional y Servicio Financieros (Bansefi), destinadas para los damnificados por los sismos, fueron hackeadas y que algunos vivales han cobrado decenas de miles de pesos y los que sufrieron la tragedia recibieron sus plásticos con cero centavos. Nuevo engaño para los más necesitados.
Hace tiempo, en una declaración poco cuidadosa, Andrés Manuel López Obrador, había señalado que daría amnistía a determinados criminales. Después, quien será encargado de la seguridad pública de ganar el tabasqueño, el señor Alfonso Durazo, aclaró que esto se hará con campesinos que cultivan drogas y otros personajes menores. El asunto ha causado una gran discusión y ataques al por mayor al morenista.
Ahora, quienes han estado en gobiernos estatales y federal, Peña Nieto y Meade, uno tras otro, quieren decir que ellos sí atacarán la corrupción. Pero no es creíble ya que la han solapado a defraudadores y en el caso del mexiquense hasta se benefició con la famosa Casa Blanca, de la cual salió exonerado judicialmente por Virgilio Andrade, el hoy controvertido director del Bansefi, quien no ha llevado a cabo su tarea de auxiliar a los damnificados.
Se ha dicho por todos los medios que Peña Nieto está detrás de Meade y le ha mandado a su equipo para ayudarlo. La señora Alejandra Lagunes, que estaba en medios de la Presidencia, ahora maneja parte de la campaña de José Antonio. Pero muchos otros peñistas están también en la campaña. Con todo, el que fuera secretario de Hacienda panista y se presentaba como ciudadano, no levanta. Tanto así que en la mayoría de las encuestas va en tercer lugar. Excepto la que realizó Joaquín López Dóriga en radio (sic que no escucha más que la voz del amo).
Para algunos analistas, la pelea final en los comicios de julio será entre López Obrador y Ricardo Anaya. Por eso hay desesperación en el ejecutivo, quien se mete sin rebozo a la pelea.
Acertó el candidato del PAN, Anaya, al motejar a Meade como el candidato “semana santa”, pues se espera que caiga de su posición ya sea en marzo o abril. Algo que parece inevitable, tanto que medio gabinete actual irá a las cámaras para gozar del fueron y evitar que se les castigue por diversas transas.
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