Se trata de tres medicamentos (semaglutida, liraglutida, tirzepatida) que imitan hormonas intestinales y que tiene el efecto de reducir el apetito, retardar el vaciado gástrico (hacen que la persona se sienta llena más tiempo) y mejorar la regulación de la glucosa, pero su uso para ayudar a la gente a perder peso ha sido polémico.