¿Alguna vez juraste haber visto algo que en realidad no estaba ahí? Una sombra que se movía, un rostro en una multitud o incluso un objeto donde solo había niebla. No estás solo. Nuestro cerebro tiene la asombrosa habilidad de generar imágenes mentales tan vívidas que, a veces, puede resultar difícil distinguirlas de lo que realmente percibimos.