Carlos Galguera Roiz
Mucha gente pensante, alto nivel, particularmente valiosa, situada en todo el arco de las sociedades humanas, vive instalada entre la furia, decepción, hartazgo, angustia, incluso la risa siniestra… ante el panorama mundial de acontecimientos, que nos tiene cercados, en una escalada asfixiante de conflictos, de muy diversa índole, a cual más grave, casi siempre virulentos…
Observan, tratando de interpretar derivas mundiales, ciertamente copiosas, que se han sobrepasado con creces marcos de referencia, largamente trabajados, ahora resultan falsos espejismos, sencillamente juguetes rotos, o, mucho peor, inservibles…
Los viejos modelos, con sus contendientes bien definidos, los buenos y los malos, danzando en el gran escenario del mundo, absolutamente polarizado, parecen hacer aguas a ojos vistas; la brocha que nos conectaba a la pared, nuestra referencia disponible, parecía un seguro de subsistencia coherente; se descubre ahora que no tiene apenas consistencia, que el chorro de pintura que conecta la brocha con el muro, no significa casi nada…; ”colgados de la brocha” dejó de ser un chascarrillo humorístico, convirtiéndose en una realidad, con vértigo incluido…
Se entiende muy bien la multitudinaria indignación existencial, al NO poder interpretar, entender, cosas que giran por nuestros entornos; crisis profunda la que impera, que yo sufrí intensamente a mi manera, en su época…, no entendía nada de lo esencial, ahora sencillamente pienso, que la vida no está para entenderla – aunque suene a topicazo, debo decirlo – sino para vivirla, bueno, yo más bien diría para intuirla, antena de mucho más afinado alcance…
Entenderla significa establecer códigos, guías, mapas, reglas…; panorama interpretativo rígido, supeditando actuaciones a parámetros derivados de estos guiones, incomprobables…. No creo sea este el camino
Aceptar tus propias líneas, rechazar otras, pero todo, todo con espíritu tolerante, incluso poniendo sobre la mesa buenas dosis de humor, mientras refuerzas tus resortes interiores, superando tus propias limitaciones; es decir, escalar con aperturas máximas, sin renunciar a intimas convicciones, representa, a mi entender, aun reconociendo la dificultad de esta ecuación, el secreto de la vida, el Camino de la Sabiduría…, la única ruta, entiendo, para navegar por los laberintos, lograrlo con fuerza, sin mayores temores, ni especiales concesiones…
Bueno esta pequeña pincelada trata de interpretar lo intraducible; solo existe, creo, una estrategia para sobrevivir en los laberintos: escuchar dentro de tus recintos más profundos, donde se pueda intuir, a veces, la Realidad más genuina y procurar escaladas abiertas, paulatinas, metro a metro, sin renunciar a tus flechas interiores…; incursión verdaderamente fascinante, si no te despeñas en la aventura…
“Es posible que debamos amar – decía Camus en La Peste – lo que no podemos entender”. Fortísima expresión que ha marcado muchos capítulos de mi vida…