martes, abril 23, 2024

CABEZA DE PLAYA: La ruina tiene un precio

Carlos Galguera Roiz

Bueno, la Humanidad ha encontrado, al fin, un Guía confiable. El cambio climático, nuestra anunciada muerte-extinción, como especie humanoide, puede ser revertida…
Una cumbre para tratar este vital asunto acaba de inaugurarse en Madrid, encabezada por el presidente de España en funciones, ni siquiera el Jefe del Estado en plenitud, Felipe VI; el evento ha logrado reunir a muchos mandatarios…
Aunque la ausencia de los líderes más importantes del mundo, EEUU, China, Alemania, Francia…no va a empañar este evento, aseguran patrocinadores, previsible “gran éxito” internacional de Pedro Sánchez.
El presidente en funciones, ha iniciado su primer discurso fustigando a los que no están alineados en la lucha contra el cambio climático, son los terribles, ignorantes – asegura – culpables de esta catástrofe en ciernes, que amenaza borrarnos del mapa…
Claro, esta advertencia, lanzada por el “doctor” Sánchez, debe producir, en algún lugar del Universo una carcajada verdaderamente cósmica…
Dios existe, ¿como no va a existir?, pero está demasiado ocupado en asuntos de una trascendencia fantástica, impensables para nosotros; esto defendía el genial Wenceslao Fernandez Flores en su novela visionaria “Las 7 columnas”.
La situación de la Humanidad, ante su trágico abandono, nos cuenta el escritor español, no tiene más que una salida: el suicidio simultaneo de todos los habitantes de la Tierra. Miles de millones de cuerpos insepultos, generaría un olor espantoso en pocos días, sería una poderosísima, imparable llamada de atención que llenaría el Universo y llegaría a Dios…
Dios, de pronto, percibiría la situación, insoportable pestilencia, volvería la vista a la Tierra y nos tendría que hacer caso y buscar remedio, poniendo en juego sus infinitos poderes, sacándonos a su manera del desastre…
Bueno, volviendo a la Cumbre climática de Madrid, aplicando las escalas adecuadas, podríamos afirmar que ante la declaración inmarcesible de Pedro Sánchez, señalando a los negacionistas del cambio climático con un “Yo acuso”, a los monstruos del averno…
Esto pronunciado por un indocumentado compulsivo y exhibidor irrefrenable, solo puede provocar, entre el conjunto de altos intelectuales, sabios de profundidad, ante la ausencia de Dios en los actos, una verdadera carcajada universal, siempre más inofensiva que el insoportable olor que nos señalaba Fernandez Flores…
Con estos “salvadores”, ¿para qué necesitamos genios auténticos?, son más abundantes, aunque nos salen mucho más caros…
La ruina tiene un precio…

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