Carlos Galguera Roiz
Si hay una cosa que me enfurece profundamente, en las dialécticas humanas al uso, es un cierto tipo de Certidumbre; algo así como las manifestaciones y/o actitudes, basadas en la posesión – investigación, suposición, imaginación o revelación mediante – de la Verdad Absoluta. Es decir el dominio indudable de la Realidad Esencial, pasado, presente y futuro, por ciertos, abundantes podrían ser, iluminados que casi siempre pretenden ser “iluminantes”.
Pues bien, la incertidumbre es la negación o duda del anterior concepto, como categoría absoluta; pienso que la Incertidumbre es una dimensión importante, positiva, consustancial del ser humano, pero suele ser un atributo de no muy extendida proliferación, sobre todo en ciertos estratos de la ciudadanía…
En Ciencia, por ejemplo, a finales del siglo XIX, se consideraba que sobre conocimientos básicos de la Física, estaba todo prácticamente descubierto, Newton había encabezado una larga marcha y se había logrado explicar la realidad material en sus eslabones fundamentales…; si aquí nos hubiéramos quedado, ahora estaríamos esperando la diligencia de las 5.30…
No, no estaban en la cumbre, más bien instalados en ciertos errores conceptuales, que se pusieron en evidencia a raíz de geniales intuiciones e investigaciones, por parte de Einstein y un grupo de excelentes sabios, trabajando en paralelo…
Hoy, todo lo que parecía culminado está patas arriba y los nuevos paradigmas plantean unos inesperados marcos de referencia, absolutamente novedosos, pero que han tenido inapelables respaldos experimentales, el paso final para entrar, al menos, en las cercanías de las verdaderas Certezas…
En orbitas sociales, económicas, morales…las evoluciones humanas hacia las certezas no se han hecho esperar, los fracasos han aparecido, los reajustes y correcciones también…; así vamos por la senda, si usamos connotaciones matemáticos, de las aproximaciones sucesivas…
Sobre temas trascendentes certidumbres – incertidumbres tienen otros recorridos, aquí no hay verificaciones. Mención al hilo, la proclama del astrofísico Michel Mayor, recién Nobel, descubridor de un exoplaneta verificable y que sitúa a la Tierra como uno más de los miles de millones de vecinos cósmicos, que surcan los espacios y en cierto modo homologables a nuestro hábitat…
Pues bien, preguntado este científico sobre el sitio de Dios en este gigantesco panorama, acaba de contestar: “Hay que investigar, seguir haciéndolo tenazmente, pero según él, en realidad no hay sitio para Dios en el Universo, tal como lo conocemos…” error de libro, con todo respeto a su título reciente, aquí la Incertidumbre habría sido la posición de una alta inteligencia, que se presupone en este tipo de “genios”…
Finalizo con otra certidumbre que se ha puesto en boca del mismísimo Papa Francisco muy recientemente, máxima autoridad para muchos creyentes “Jesús de Nazaret, el personaje histórico no era Dios…”. La gran certidumbre – incertidumbre está servida; evidentemente esta afirmación, debería ser, como mucho una conjetura, pues aquí cabe preguntarse muchas cosas, pero todas nos llevan a reconocer que el concepto de Dios, se nos escapa clamorosamente, si queremos etiquetarlo con unos mínimos de rigor…
El gran motor que disponemos los humanos, es la Incertidumbre, que, al ir escalándola nos lleva a avanzar en el conocimiento de la Realidad, en sus más complejas y diversas vertientes y facetas…
El peligro es cuando llegas a culminar un cierto recorrido, sudoroso y muy cansado entras en algún púlpito, para gritar ¡¡¡ Certidumbres!!! , entonces podríamos estar perdidos…
Tómese esta pincelada como una incertidumbre más…