miércoles, abril 24, 2024

CABEZA DE PLAYA: Fe de vida

Carlos Galguera Roiz

Un año, un mes y pocos días más, que avanzan imparables, indescifrables también…he estado inmerso en esta Pandemia que inopinadamente ha invadido, intensidades, localizaciones y características variables casi todo nuestro viejo planeta…

El contenido de todos los noticieros del Mundo es hoy, en buena medida un rosario interminable de cifras con los damnificados de este desastre, que parece tener su origen en un virus de una resistencia que no se corresponde a la infinita pequeñez de sus tamaños.

He vivido esta etapa en medio de una especial desolación, varios compañeros y amigos han fallecido por esta causa, otros tantos fraternales amigos de toda la vida, se nos han adelantado en la otra misteriosa orilla, unos cuantos mas, han sufrido la Pandemia con suerte, dudas y recuperación positiva, según todos los indicios…

Tengo la sensación de haber salido indemne de un temporal devastador, que no se ha dignado visitarme, ni siquiera por cortesía, al menos por el momento…

Pero la situación me ha dejado secuelas, sobre todo tras la muerte de un primo hermano mío en México, con el que mantenía fraternales comunicaciones y desapareció de nuestras vidas después de una rapidísima y mortífera invasión del virus; había hablado con el pocos días antes de su marcha…

Aquí estoy, vacunado con la 1ª dosis, la segunda será el próximo 14, el modelo Pfizer; esperando que el temporal vaya alejándose, escasa fe en los montajes que se han armado, con frecuencia mas políticos que científicos, digiriendo las situaciones que han ido apareciendo por los infinitos senderos…

Si, las forzosas introspecciones en estas situaciones de obligado aislamiento, siempre recolocan tus posicionamientos existenciales…y al final la hojarasca de tus laberintos, análisis, meditaciones, desapariciones – diversas implicaciones – te van enfrentando con los horizontes que se acercan y alejan en inquietantes alternativas…

En realidad, personalmente, he superado esta transición sin mayores daños directos… pero si, puede ser, con mayor soledad social y también calado en mis inmersiones, absolutamente inevitable…

Como todos los cambios de fondo, es preciso ir acoplando tus parámetros a los nuevos panoramas que han surgido por los múltiples recodos, lo cual implica una aceptación de horizontes inéditos, con todos sus avatares…

Recuerdo cuando murió mi padre, dentro de 5 días se cumplirán 52 años, no me di cuenta de la enormidad perdida hasta pasados 3 meses, entonces, de pronto, un buen día, sentí su ausencia como un dolor insoportable…Hoy el se levanta, con toda su potencia, perfectamente vivo, en mis recuerdos…

Así funciona esto.

Un gran abrazo Carlos

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