jueves, abril 18, 2024

ARQUEOLOGÍA POPULAR: El punk y el pop girando en perfecta armonía

Carlos Becerril Torres

 

Dejemos atrás los entornos mágicos y vayamos en el presente artículo con una pregunta ¿Cuál es el común denominador comprendido entre Bryan Adams, AC/DC, Def Leppard, Celine Dion, Tina Turner, Shania Twain, los Boomtown Rats; aparte de sumar, entre todos una presencia de cuarenta años? La resultante recae en una sola persona: Robert “Mutt” Lange.

Proveniente de Zambia y Sudáfrica, donde nació y creció, llega a Londres en 1976 y produce los dos primeros álbumes de los Boomtown Rats. Grupo clave en el desarrollo del punk. Un movimiento musical incomprendido e incomprensible por su capacidad de producir irritación y malestar, y así poder entregar su mensaje de protesta y rebelión.

La llegada de Robert Lange arriba en el momento preciso en el que las primeras oleadas de los vástagos de la boom generation —hacia fines de la década de los años setenta— comenzaban a tener revelaciones muy diferentes a las de sus confundidos padres quienes en la mejor de las circunstancias no alcanzaban a comprender ni desentrañar el alcance lírico de los grupos punk y new wave que se desenvolvían frente a sus oídos.

Una vez afianzada su reputación Robert “Mutt” Lange se mueve hacia otros ambientes sonoros y deja una imborrable impronta en dos álbumes de la banda de rock pesado AC/DC: High Way To Hell  y Back In Black.

Éste último ha permanecido fresco y permanente en las preferencias del gran público desde el año de 1980 hasta la época actual; tanto en sus viejos fans como los nuevos devotos de la banda que continúan descubriendo y disfrutando los esplendidos fraseos de la guitarra. Back In Black es un referente de adolescencia por la siempre abierta posibilidad de rebelión y rebeldía frente al mundo exterior.

Que se sepa, hoy día ningún adulto se refiere a un filme, programa de tv o, en el peor de los casos, a una lectura como marca de su adolescencia. La gran mayoría se inclina siempre por alguna canción, un disco, un álbum. El paso de la adolescencia a la juventud y de ahí a los siguientes estadios estará siempre marcado por una referencia musical. Por ese momento en el que la letra de una canción contribuye a despojarse de la inocencia infantil y permite vislumbrar que más allá hay algo misterioso y, por lo tanto, digno de conocerse.

Back In Black llegó en ese momento demográfico en el que los adolescentes de la época encontraron en los excesos del álbum la fuente de la eterna rebeldía. De ahí su permanencia.

La banda australiana obtuvo con Robert Lange al productor con el gusto y oído musicales capaz de capturar, unir y balancear acústicamente todas las ideas que emergían de Angus y Malcolm Young, darle presencia a la voz de Brian Johnson cubierta y amparada por las marcas rítmicas de Phil Rudd y Cliff Williams.

Hoy al volverse a escuchar el álbum la sensación de shock eléctrico vuelve a revelar ese momento de epifanía iniciática provocada por el rock pesado.

Proveniente, tal vez, de la tradición del romanticismo decimonónico, la primera pista deja escuchar el sonido de una campana para luego mezclar ese timbre con el de la guitarra y con ese recurso saltar en el tiempo hasta el momento del rock atemporal y eterno.

Robert Lange repite varias veces a lo largo del álbum la fórmula de fusionar timbres sonoros. Eso le concede al álbum la sensación de coherencia que se mantiene por sus 42 minutos de duración del mismo.

Todo el desarrollo del disco sucede en primer plano sonoro. Voz, guitarra, percusión y bajo siempre están al frente; de ahí que sea sencillo seguir la letra de las canciones, las líneas de las guitarras, los acentos rítmicos de la percusión y el aura del bajo, sin perder detalle. Eso permitió a muchos de sus seguidores aprender los lineamientos básicos del rock e imaginar el, alguna vez, poder seguir la senda de las superestrellas del heavy rock.

A la mitad del disco en Let Me Put My Love Into You, en la que sus creadores evocan el Voulez Vous Coucher Avec Moi Ce Soir, “Mutt” Lange coloca una señal de identidad al dirigir la atención del escucha, docto o lego, hacia la separación de canales del audio con la intención, manifiesta o latente, de señalar que es un producto hecho en estudio.  De ahí, en cascada sonora los AC/DC nos llevan por esos intensos descensos de ríos sonoros que culminan en la declaración y renovación de los principios básicos de que el rock no es contaminación sonora.

Robert “Mutt” Lange dejó a los AC/DC y siguió el camino del rock pesado con la banda inglesa Def Leppard. Produjo su segundo disco High ‘n’ Dry y continúo por la senda con Pyromania, Hysteria y Adrenalize siempre siguiendo la sedosa ruta del exceso.

A principios de la siguiente década, la última del siglo pasado, Robert Lange, siempre con el Toque Midas en la consola de grabación y en la composición, trabaja con Bryan Adams en el álbum que devino en Waking Up The Neighbours. De ahí emerge (Everything I Do) I Do It For You, el tema del filme de Kevin Costner sobre las perenes aventuras de Robin Hood. La composición queda grabada en la memoria colectiva de aquel momento, no así el filme; con lo que se corrobora el hecho de que las audiencias enganchan sus recuerdos a las melodías.

“Mutt” Lange no se ancló en la nostalgia y el recuerdo de los tiempos pasados, siempre se mantuvo sensible a los gustos de las audiencias y conforme el bloque demográfico al que perteneció, cambió en gustos y generacionalmente creció, el productor tuvo la sensibilidad y suficiente visión adaptándose a las siempre cambiantes exigencias del público. Con la cantante canadiense Shania Twain produjo con ella tres álbumes: The Woman In Me, Come Over y Up. Producciones que recibieron premios Grammy en las categorías country y pop.

Visto así, el ciclo creativo de Robert “Mutt” Lange  comienza en el punk y acaba en el pop…

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