CIUDAD DE MÉXICO, 11 de diciembre (AlMomentoMX).- Desde la sede de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el presidente Enrique Peña Nieto presentó una serie de recomendaciones para implementar “con éxito” las reformas estructurales en un país.
Durante la cumbre de la organización, el mandatario aseguró que el orden de los factores “sí puede alterar el producto”, pues la secuencia de los cambios variará en función del contenido de los mismos y admitió que eso ocurrió con su gobierno, pues “en el camino fuimos perdiendo aliados, expresiones que nos acompañaron” en el principio del proceso, pero que de antemano sabía él que las perderían “dada la condición ideológica de cada una de las expresiones políticas” de México.
Reconoció que el haber encabezado el proceso de reformas estructurales representó un costo político que, sin embargo, asume porque significó una transformación para el país.
Peña Nieto destacó los cambios legales que implicaron las reformas propuestas y aprobadas durante su mandato: 82 cambios a 51 artículos constitucionales, decretos para 37 nuevas leyes, 110 reformas a legislaciones secundarias y 46 decretos.
Posteriormente, brindó su decálogo para emprender un proceso reformista para que otros países puedan beneficiarse de la experiencia mexicana:
- Mientras más pronto se inicien los cambios, más posibilidades hay de lograr su aprobación.
- Más es mejor, esto es, no debe ponerse un límite al número de reformas a impulsar.
- Hay que procurar tener cerca a los beneficiarios de los cambios para que los apoyen frente a quienes realizan una resistencia muy activa contra aquellos.
- Contar con un equipo calificado que esté convencido de las bondades reformistas.
- En caso de duda, actúa. Siempre habrá resistencias efectivas diferentes y cuestionamientos a los cambios propuestos.
- Comunicar más nunca es demasiado. Para ello, se debe contar con una difusión amplia de información sobre los fines, alcances y beneficios de las reformas es una inversión valiosa.
El proceso reformador exige una intensa labor de análisis, argumentación, cabildeo político, pero solo será exitoso si los actores políticos y los ciudadanos comprenden lo que está en juego.
- La última palabra la tendrán siempre los tribunales, por ello es indispensable cuidar cada detalle técnico y dar solidez legal a todas las medidas consideradas en un proceso de reforma.
- El orden de los factores puede alterar el producto. La secuencia de las reformas importa. La configuración y duración de las alianzas políticas puede variar dependiendo del orden en el que se aprueben o instrumenten los cambios.
- El cambio es su propia recompensa. Una vez realizadas las reformas, los ciudadanos irán viendo los frutos del nuevo orden. Eventualmente darán por sentado este orden.
- Para ganar hay que arriesgar: Un verdadero proceso reformador que busca resolver problemas estructurales implica necesariamente costos para quien lo promueve. Quien no esté dispuesto a asumir los riesgos y enfrentar las consecuencias no debe enfrentar un programa de reformas.
Por su parte, el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, hizo un amplio reconocimiento al proceso que siguió México para aprobar el paquete de 13 reformas estructurales.
“El contexto realmente ha sido muy difícil porque ya han dado sus frutos y seguirán dando sus frutos y seguirán dando sus frutos en los próximos años”, destacó.
José Ángel Gurría pidió a Peña Nieto mantener la implementación de cada una de estas reformas estructurales que son de carácter transexenal y para ello reiteró el respaldo de este organismo.
“Hay que seguir con su legado y no hay que retroceder porque hay muchos que quieren aprovechar la transición para retroceder y estamos aquí dispuestos para ayudar a México para enfrente estos retos”.
AM.MX/dsc