Francisco Gómez Maza
¡Peligro! La inflación casi creció dos dígitos
Mucha calma, todo se aclara con serenidad
El riesgo de que la inflación se eleve, no quiero decir que se desboque, a porcentajes de dos dígitos es muy grande, aunque hay posibilidades de que hacia la segunda mitad del año comience a controlarse el incremento de los precios de la economía, si las políticas del banquero (en este caso la banquera) central son eficazmente antiinflacionarias.
De la imaginación y la creatividad de la gobernadora del Instituto Bancario Central, Victoria Rodríguez Ceja, quien se estrena al frente de la política monetaria para los siguientes 8 años, y sus expertos dependerá volver a la tranquilidad que da, a los actores o agentes económicos, el equilibrio “emocional” en la marcha de los procesos productivos y el bienestar de los consumidores.
Pero, mientras tanto, la economía ha entrado en una espiral inflacionaria preocupante. Ya hemos tenido experiencias muy dolorosas de altos crecimientos de la inflación, que han incidido dramáticamente en el desbarajuste de la política de tipo de cambio, como cuando en 1976 el peso ya no aguantó aquella cotización de 12.50 por dólar estadounidense y el presidente Luis Echeverría Álvarez tuvo que soportar una caída estrepitosa del valor de la moneda.
A aquel presidente centenario se le fue de las manos la política económica. Y actualmente, lo más preocupante es el manejo de las medidas para mantener a raya la inflación, que se está generando en la producción de los bienes que son distribuidos para su comercialización en los mercados.
El llamado Índice de Precios Productor, que precisamente mide la carestía en los procesos productivos, está a punto de llegar a dos dígitos. En enero, este índice tuvo un crecimiento anual de 09.78%. Y espero que la gobernadora Rodríguez esté haciendo cuentas en su computadora para ver cómo aplicar las políticas monetaria, fiscal, de oferta, de política cambiaria para contener el crecimiento de la carestía de la vida.
Es obvio que el Banxico incrementará su tasa de interés preferencial, la Tasa de Interés Interbancaria, para desincentivar el crédito y por supuesto que también habrá depreciaciones del peso en las próximas semanas, para desalentar las importaciones de productos innecesarios para los procesos de producción.
El banco central tendría también que promover la aplicación de políticas fiscales como la de atacar la evasión y elusión en el cumplimiento de las obligaciones tributarias, sobre todo de los más poderosos corporativos empresariales, así como medidas que incidan en el fortalecimiento de la demanda.
Las políticas de oferta, por su parte, están diseñadas para incrementar el potencial productivo de la economía, y pueden ayudar a reducir la inflación.
Es obvio que, si se elevan descontroladamente los precios del proceso productivo – los costos de producción-, esto desataría el crecimiento descontrolado de los precios de los bienes y servicios que demandan los consumidores en los mercados de toda índole. Se descontrola el Índice de Precios al Consumidor que, en enero reciente, presentó una variación de 0.59% respecto al mes anterior, resultado con el cual la inflación general anual se ubicó en 7.07%. (El doble de la inflación acumulada hace un año, de 3.54%.)
En el primer mes de este año, el índice de precios subyacente, simultáneamente, registró un incremento de 0.62% mensual y de 6.21% anual. En el mismo periodo, el índice de precios no subyacente aumentó 0.52% a tasa mensual y 9.68% a tasa anual.
Dentro del índice no subyacente, los precios de los productos agropecuarios subieron 0.14% y los de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno 0.83% a tasa mensual.
El Índice de Mercancías y Servicios de Uso Intermedio, incluyendo petróleo, mostró un alza mensual de 1.03% y anual de 12.56%. En enero de 2022, el Índice de Mercancías y Servicios Finales, incluyendo petróleo, presentó un crecimiento mensual de 0.45% y uno anual de 8.70%.
Ante estos panoramas, la tarea del banquero central es implantar las políticas antiinflacionarias adecuadas, porque –como lo aseguran los teóricos- una inflación controlada permite mantener el poder adquisitivo de las personas, al tiempo que incentiva la producción de bienes.