Francisco Gómez Maza
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Ve el Presidente de EU moros con tranchete, pero no tanto
Donald Trump, aunque ve moros con tranchete en el fenómeno de las migraciones forzadas de personas que huyen de su país por varias razones, por violencia, por pobreza, por hambre, porque no encuentran empleo, porque no tienen recursos para alimentar a su familia, y ven en Estados Unidos de América la salida a sus gravísimos problemas de vida, también juega con él en un intento por llamar la atención de los votantes estadounidenses, con la idea de ser electo para un segundo periodo en la presidencia del país.
Pero por hambre y pobreza, y falta de trabajo, salen los migrantes, de su país en quiebra, ahora particularmente de Honduras, pero también lo hacen de toda América, incluso en caravanas de cientos y a veces miles, y muchos vienen caminando, muchos pidiendo “aventones”, cruzando toda la geografía mexicana para aventurarse por el río Bravo o por el desierto en busca del llamado Sueño Americano.
No tienen otra alternativa. Si se quedan en su país, donde las riquezas más grandes son la pobreza, la miseria, seguramente morirán de hambre y de sed. Prefieren morir en el desierto, pero luchando por conseguir una nueva patria que les dé la oportunidad de sobrevivir en este mundo, a ellos y sus hijos.
Pero el presidente Trump hace como que no entiende, o hace como que no quiere entenderlos. Demuestra una actitud racista criminal y los califica de delincuentes, de narcotraficantes, de terroristas que van a trastocar la vida social de Estados Unidos, ya trastocada por los miles de delincuentes estadounidenses que victimizan la vida de las comunidades, pueblos, ciudades y metrópolis estadounidenses. Y desgraciadamente, la mayoría son blancos y no prietos, como acusa el presidente.
Trump está obsesionado con el fenómeno de las migraciones. Primero, ha insistido en la peregrina idea de construir un muro que divida a Estados Unidos de México, porque cree que todo lo malo, de acuerdo con su moral, viene de México, país en el que, dice, la violencia es peor que la de Afganistán, donde sus soldados libran una guerra en contra del pueblo. Ahora, anuncia – lo hizo el 31 de enero – el envío de soldados adicionales. unos 3,750, a la frontera con México, con lo que pretende, de acuerdo con el doctor Raúl Benítez Manaut, profesor de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y especialista en asuntos de Norteamérica, obtener un efecto disuasivo, meter miedo a los cientos de migrantes que están a la expectativa, en la frontera norte de México, para entrar en territorio estadounidense como sea, o documentados en las garitas aduanales, o como indocumentados si la patrulla fronteriza se descuida y ellos pueden burlarla.
Pero Manaut, entrevistado por una importante agencia de prensa de Moscú, Sputniknews -, que junto con RT están cubriendo el mercado informativo de las agencias de prensa occidentales, estima que “El Gobierno y el pueblo de México ya están acostumbrados a que estas cosas no deben generar alarma. Por eso el Gobierno de México no reacciona. Se trata de un envío de tropas para consumo de Trump en la política interna de EU, una medida propagandística, mediática, por el tema del cierre del Gobierno y como un mensaje para los demócratas”.
No olvide, amigo lector, que Trump quiere trascender. El profesor consideró, sin embargo, que la acción podría ser interpretada también como un mensaje a Venezuela. “[El envío de más tropas a la frontera con México] también puede ser un mensaje indirecto para Venezuela de que Trump está formando un Ejército para diferentes misiones, que en este caso es proteger la frontera (con México)”.
Las unidades de refuerzo serán desplegadas por un período de 90 días. El despliegue elevará el número total de fuerzas en servicio activo, que apoyan a los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza, a 4,350 uniformados. Y el Pentágono aprobó, por primera vez, el despliegue de tropas estadounidenses, en servicio activo en la frontera de México, en octubre, antes de las elecciones parlamentarias de medio término en Estados Unidos. La medida fue aceptada por los partidarios del presidente Trump, incluidos sus colegas republicanos en el Congreso. Puede ser, entonces, que el señor Trump no esté tan enfermo de la cabeza como parece, y lo que busque es ser reelecto por otro periodo de cuatro años. analisisafondo@gmail.com