Francisco Gómez Maza
Confíe en el que lo cuestiona
Desconfíe en quien lo adula
Este escribidor nunca, jamás, lo va a felicitar, jamás lo va a halagar, jamás le dirá: qué bien que está usted gobernando.
Tiene usted, presidente, muchos correligionarios, millones de aplaudidores, unos que lo hacen con sinceridad, porque están convencidos; otros porque le tienen miedo y temen perder el empleíto, o el empleote que usted les dio.
No, presidente, usted no tiene ni idea de lo que es el periodismo, y yo diría más bien el reporterismo, porque periodista puede ser cualquiera, hasta usted (Ricardo Salinas Pliego, Emilio Azcárraga Jean et alii son periodistas; cualquiera puede ser periodista; cuántos cientos de miles de “periodistas” pululan en las redes antisociales, que son periodistas porque copian y pegan la nota que publicó La Voz del Tantantan),
No, señor presidente, este periodista sólo cuestionará, criticará su gestión como presidente. Así que cuídese de cometer errores, como cuestionar sin miramientos, con odio a los periodistas. Éste es mi mandato, el rol que me toca jugar, lo que me enseñaron durante los cinco años que estudié en la Escuela Carlos Septién García hace ya unos ayeres, lo que me enseñó mi gran maestro Alejandro Avilés Insunza, en mi relación con los medios, con la sociedad y con el poder que, hoy, usted representa.
Otro tanto hice cuando el poder era representado por otros, por Enrique Peña, por Calderón (el hijo traidor de su padre), con Fox, con Zedillo, con, uf, con el de hijo putativo de Batopilas y padre del Chupacabras, y otro tanto he hecho con todos los que he visto pasar desde enero de 1966 a la fecha.
Y aunque usted pretenda constituirse en maestro de periodismo desde su cátedra del salón de la tesorería, no le reconozco ninguna autoridad para que me diga qué es lo que debo hacer como periodista. Mi papel es otro. Es el como el jamón del sándwich. Estar, y no de mediador, sino de vocero de la gente para denunciar y de crítico de su gobierno. No tengo otro camino, presidente. Y lo lamento. Ese es mi papel. Criticarlo, criticarlo, criticarlo, aunque me borren de sus listas mis amigos que son aliados de usted.
Y he de aclarar, por supuesto, que me molesta que algunos que se dicen periodistas sólo usen el lenguaje insultante, denostador; la infamia, la invención de hechos, las noticias falsas, la calumnia. Ya sabe lo que quieren. Déselos y callarán. Y por favor, ya no se compare con el pasado. Éste ya no existe, aunque deberían ser castigados muchos que desbarataron el tejido social de la república y atracaron a los mexicanos vaciando las arcas de la nación, incluidos muchos sedicente “periodistas”.
No, presidente, habemos periodistas. Y por lo que dice cuando se refiere al tema del periodismo, usted no tiene ni idea de qué es el periodismo verdadero. Está usted acostumbrado a tratar con pelafustanes con charola de “periodistas”.
Pero nunca encontrará usted un periodista que lo aplauda. Esas personas que lo aplauden en sus conferencias matutinas no son periodistas. Los periodistas son aquellos que lo cuestionan. Tampoco son periodistas aquellos que cotidianamente le mientan la madre y no lo bajan de pendejo. Así que mejor siga intentando hacer bien las cosas porque a nadie dejará contento.
Y recuerde: la relación sociedad-periodismo-poder siempre va sobre el filo de la navaja, o sobre un alambre de equilibrista.