sábado, octubre 5, 2024

ALFA OMEGA: Ni amarrarán al tigre, ni se aparecerá el diablo

Jorge Herrera Valenzuela

Cuán pesada, sangrienta, enfadosa y violenta ha sido la tercera  sucesión presidencial, del presente siglo. Llega su fin una etapa que se desarrolló sin respeto a la Constitución Política, sin coordinación de los tres niveles de gobierno, sin credibilidad en las instituciones encargadas de organizar, realizar y calificar las elecciones. El domingo 1 de julio de 2018 quedará registrado, en la Historia Patria, como el día de la culminación de un proceso en que los contendientes por la Presidencia de la República se insultaron, se difamaron, se ofendieron y recurrieron a los golpes bajos, a lo que llamaron “la guerra sucia”.

Es verdad que el Siglo XXI comenzó con un gobierno al que se le calificó como “de alternancia”, porque fue derrotado el partido político, el PRI, que se mantuvo en el poder durante 70 años, a partir de 1929; primero fue PNR y luego PRM, Nacional Revolucionario y de la Revolución Mexicana, respectivamente. Los primeros doce años, en el nuevo milenio, el tricolor estuvo fuera de Los Pinos y de Palacio Nacional. Regresó hace seis años, pero, el pero que nunca falta, fue un retorno desastroso para el país.

El nuevo Presidente de México deslumbró a la ciudadanía, se auguró un buen futuro, porque “traía fama de buen gobernador”. Sin embargo, Enrique Peña Nieto demostró inexperiencia política, integró un gabinete con sus amigos no con personas debidamente preparadas para cada uno de los cargos; cayó en la egolatría, lo absorbió la soberbia y jamás pudo convencernos de que hacia bien las cosas.. Se engolosinó de poder y pretendió convertirse en líder mediante un “pacto” en que sumó a los presidentes de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática para que con el PRI, lo respaldaran en su proyecto de doce reformas estructurales, constitucionales, para “mover a México”.

Mientras tanto y paralelamente al inicio del sexenio, comenzó, sin ningún recato, a procesarse la sucesión presidencial y no precisamente entre los firmantes del “Pacto por México”, sino por un hombre que en 2006, tras su derrota en las urnas, se declaró “presidente legítimo”, hizo su toma de posesión en el Zócalo de la Capital del País y nombró a su gabinete, además de cerrar avenidas y calles de la Ciudad de México, instalando tiendas de campaña. En el 2012 volvió a perder e inmediatamente  comenzó su campaña para el 2018, diciendo que “la tercera es la vencida”.

Andrés Manuel López Obrador ante los banqueros reunidos en su convención anual, advirtió que si en las elecciones presidenciales se cometía fraude, es decir si él perdía, “a ver quién amarra al tigre”. La frase no es tan simple en este caso, encierra una clara amenaza del tabasqueño. Por su parte Yeidckol Polevnsky, presidenta de Morena, dijo que “se encontrarán al diablo si se comete un fraude electoral”. Frente a las puertas de  las instalaciones del Instituto Nacional Electoral, custodiadas por jóvenes policías (hombres y mujeres), una veintena de personas vociferaban: “¡aquí!, en esa casa, se está fraguando el fraude y no lo vamos a permitir”; señalaban con el dedo índice hacia el edificio central del INE.

No es fácil entender a esa gente, fanática del lópezobradorismo, si el propio Andrés Manuel a toda hora habla de su indiscutible triunfo. He escuchado a muchas personas, algunas que militaron activamente en el PRI, hablar de que “se está preparando un fraude” e inclusive la presidenta morenista lo pronóstico, cuando aún no se realiza la votación y mucho menos se conoce el resultado del conteo de votos. Si se diera el caso de que la victoria no fuera para el candidato de Morena, sus seguidores inmediatamente se lanzarían a la calle para gritar “¡fraude!”, cerrar calles, instalar campamentos en la vía pública y provocar un caos.

Uno de los lectores de estos comentarios, don Agustín Acevedo Arrieta, comentó entre sus amistades: “es más fácil dialogar con un Testigo de Jehová y ponerse de acuerdo, que con uno de los seguidores del “Peje”.

EL DIABLO “METIDO” EN CHISMES

Pero, otra vez el infaltable pero, estoy seguro de que no habrá necesidad de “amarrar al tigre” que “El Peje” verbalmente soltó en Acapulco, ni se hará presente Don Diablo, aquel que llegó a mencionar mi querido y añorado Gustavo Carvajal Moreno con su frase de “El beso del diablo”, al referirse a los políticos que visitaban, en busca de apoyo, al expresidente Luis Echeverría Álvarez o a la mención que hizo Mario Ruiz Massieu en los días posteriores al asesinato de su hermano José Francisco,  en el sentido de que “los diablos andan sueltos.

Hoy es Yeidckol Polevnsky, la que de niña tenía el nombre de Citlali Ibáñez Camacho, quien invocó a Don Satanás, personificado por el recordado actor Andrés Soler,  en la película “Un Día con el Diablo”, al lado de Mario Moreno, “Cantinflas”. La presidenta nacional de Morena hizo la referencia durante una conferencia, en tanto que su jefe ha reiterado que de no ganar en esta ocasión, simplemente empaca su maleta y se va directo a…su rancho.

No tengo PREGUNTA PARA MEDITAR, sino la invitación para que ejerzan su derecho de voto para Presidente de México, para los 628 integrantes del Congreso de la Unión; titulares en 8 gubernaturas y el gobierno de la Ciudad de México, además de legislaturas estatales y presidencias municipales.

16 CANDIDATOS PRESIDENCIALES

En los días del poder lopezsantannista hubo un paréntesis importante, porque Antonio López de Santa Anna no pudo imponer a uno de los suyos en la Presidencia de la República. Esto fue a finales de 1850  y a la convocatoria para el registro de candidatos acudieron ¡16 aspirantes!, entre ellos cuatro que habían ocupado el cargo: el propio López de Santa Anna, Manuel Gómez Pedraza, Nicolás Bravo y Valentín Gómez Farías que lo fue cinco veces, sin ser electo. Figuraron en la lista: Juan Nepomuceno Almonte (hijo de José María Morelos y Pavón), Luis de la Rosa, Ramón Adame, José Bernardo Couto, Francisco Berduzco, Gregorio Dávila, Domingo Ibarra, Ángel Trías Álvarez, A.G. Iturbide y J. F. Ramírez.

Dos ilustres mexicanos también participaron en la contienda: Mariano Riva Palacio Díaz y Mariano Arista. El primero fue tres veces gobernador del Estado de México, director del Nacional Monte de Piedad, legislador. Fue esposo de Dolores Guerrero, hija única del general Vicente Guerrero y uno de sus seis hijos fue Vicente Riva Palacio Guerrero. En 1861 Mariano volvió a ser candidato presidencial, pero lo derrotó Benito Juárez.

El triunfador fue el potosino Mariano Arista, que en el acta de nacimiento aparece como José Mariano Martín Buenaventura Ignacio Nepomuceno García de Arista Nuez. Este mexicano fue el primer presidente nacido en el siglo XIX; gobernó de enero de 1851 a enero de 1853 y entre otros cargos fue ministro de Guerra y Marina, después de recorrer el escalafón llegó a general de división. Les recomiendo buscar su biografía, para que se enteren porqué ordenó la tercera puerta de Palacio Nacional,  próxima a la calle de Moneda, y que es conocida como “La Puerta Mariana”. Iba con su familia rumbo a Portugal y murió en el barco en que viajaban. Sus restos fueron traídos a México y están en la Rotonda de las Personas Ilustres.

9 SE APUNTARON EN 1994

Les comentaré que la última vez que un Presidente de México designó al que debía sucederlo, fue en 1993 y el candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta fue asesinado en plena campaña, por ello fue impuesto el coordinador de los trabajos proselitistas, Ernesto Zedillo Ponce de León que ni era militante priista y que jamás pensó en que la fortuna lo socorrería. Fue el último candidato triunfador en el Siglo XX y él le alzó el brazo como triunfador al PANista Vicente Fox Quesada, antes de conocerse el resultado oficial de la votación nacional.

Bueno, pues en esos comicios por primera vez se registraron dos mujeres en busca de la Presidencia de la República: el Partido del Trabajo postuló a Cecilia Soto González y Marcela Lombardo Otero recibió el apoyo del Partido Popular Socialista (era hija del maestro Vicente Lombardo Toledano, fundador del PPS) y además del candidato del PRI, aparecieron en las boletas electorales: Diego Fernández de Ceballos Ramos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Jorge González Torres (papá del llamado “Niño Verde”), Rafael Aguilar Talamantes, Álvaro Pérez Treviño y el expanista Pablo Emilio Madero Baden.

De 1934 a la fecha, en gobiernos sexenales, solamente en 1976 hubo un solo candidato, el del PRI y se llamó José López Portillo y Pacheco, quien contó con el apoyo del PPS y del PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana). En las crónicas periodísticas se menciona al gran regiomontano Valentín Campa Salazar como candidato del Partido Comunista Mexicano, pero no figuró oficialmente ni apareció en la boleta electoral.

jherrerav@live.con.mx

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