JORGE HERRERA VALENZUELA
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos tendrá en los próximos días una nueva dirigencia y se habla de que dicho organismo calificado por la candidata lopezobradorista como “elefante blanco” habrá de registrar una “reformulación” y con ello se aplicará la bandera sexenal de La Cuarta Transformación, es decir la adecuarán a las condiciones de los cambios radicales en lo administrativo y jurídico que caracteriza a la presente administración federal.
Debe procederse con la suficiente capacidad para no convertir a la CNDH, creada en la década de los años noventa, en una institución que dedique su tiempo a buscar culpables del pasado, en lugar de cumplir con su misión de promover y proteger los derechos humanos de los mexicanos, fundamentando jurídicamente sus recomendaciones que deben ser acatadas por los gobiernos de los tres niveles, sin tintes políticos.
Hasta ahora y de acuerdo con los resultados de la votación realizada, la semana pasada, en el Senado de la República, en principio favorece a la señora María del Rosario Piedra Ibarra, hija de la señora del mismo nombre y que recién acaba de ser distinguida con la Medalla Belisario Domínguez, presea que determinó dejar bajo la custodia del Presidente de la República, a quien le demandó que cumpla con la localización de los ciudadanos desaparecidos, entre ellos su hijo.
De ser elegida dicha dama será la primera vez en que la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos no la ocupe un jurista. El primer presidente lo fue el campechano Jorge Carpizo McGregor, quien fue Rector de la UNAM, titular de la Procuraduría General de la República y secretario de Gobernación, además de reconocido jurista y destacado miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Solo una mujer ha tenido el cargo, la regiomontana Mirielli Roccatti Velázquez, doctora en Derecho, reconocida por sus trabajos en el área de derechos humanos e inclusive presidió la comisión estatal del ramo en el Estado de México.
Por supuesto que he de comentar que la CNDH durante sus casi treinta años de existencia, ha sido blanco de polémicas porque se dijo que defiende más a los autores de delitos que a las víctimas. En algunos casos sus recomendaciones son desoídas e inclusive uno de los que no está de acuerdo con la actual dirigencia de ese organismo es el presidente López Obrador, impulsor de la candidatura de la hija de doña Rosario Ibarra de Piedra.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿En caso de que la candidata morenista no logre la mayoría de los votos senatoriales requerida para ser presidenta de la CNDH, habrá nueva terna?
EL PRESIDENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN
Desde siempre, cuando menos en los tiempos modernos, me consta que el Presidente de México siempre tiene la razón y no hay que contradecirlo. El presidente “nunca llega tarde y jamás se retrasa”. En la actualidad lo estamos viviendo a plenitud. El tabasqueño que despacha en Palacio Nacional para todo que le molesta dice “yo tengo otros datos” y a los que le critican les vacía todos los calificativos que aprendió cuando comenzó su carrera de opositor al invadir los campos petroleros de su terruño. En relación al fracasado “operativo ratón” de Culiacán, no ha podido dejar convencido al pueblo tonto, porque el sabio lo sigue aplaudiendo.
DOS PERIODISTAS, NUEVOS ACADÉMICOS
El pasado martes 29 de octubre en una sesión solemne de la Academia Nacional de Historia y Geografía recibió a dos nuevos miembros: los destcados periodistas Teodoro Raúl Rentería Villa y José Arnulfo Domínguez Cordero, quienes presentaron, respectivamente, interesantes ponencias tituladas “Sin Libertad de Expresión no hay Democracia” y “El Periodismo en México en la era de la Cuarta Transformación”. Una felicitación para mis estimados amigos y colegas por sus brillantes exposiciones y emprender tareas de superación
SE FUE LA GRAN QUETA BASILIO
La bajacaliforniana Norma Enriqueta Basilio Sotelo, conocida mundialmente como Queta Basilio, la primera mujer en encender un pebetero olímpico murió el pasado sábado 26 de octubre, a los 71 años de edad. Nacida en Mexicali, desde niña mostró su afición por el atletismo y en plena juventud fue campeona nacional en la carrera de 80 metros con vallas y consiguió más triunfos que la colocaron como la mejor atleta de su época.
En Los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados en la Ciudad de México, Queta prendió el fuego en el pebetero colocado en las alturas del Estadio Olímpico Universitario, en CU. El año pasado en ocasión del cincuentenario de esa hazaña, la atleta nuevamente encendió el pebetero. Entre los premios que recibió está la Medalla Olímpica Guatemalteca. Fundó y presidió la Asociación de Cultura y Deporte junto con varios deportistas mexicanos. Participó en los recorridos del Fuego Simbólico por la Paz y el Deporte. El presidente del Comité Olímpico de México, licenciado Carlos Padilla Becerra, me comentó que próximamente habrá una ceremonia en honor de Queta.
P.D. Una frase para la historia: “Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”. Su autor: el general de división Carlos Gaytán Ochoa. La pronunció al leer su discurso ante militares de alta jerarquía, durante un desayuno el pasado 22 de octubre y demandó el respaldo y la solidaridad para el titular de la SEDENA, el general Luis Crescencio Sandoval González. La respuesta presidencial fue en los siguientes términos: “Él (el general Gaytán Ochoa) tiene una visión de las cosas distinta a la que nosotros estamos llevando a la práctica”. También afirmó el Presidente de la República que en tiempos pasados a los militares les decían “los de mero mero arriba”: “Ustedes hagan su trabajo y nosotros nos encargamos de los derechos humanos”.
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