Salvador Flores Llamas
En política hay de todo como en botica: lambiscones, buscachambas, zalameros, genuflexos y demás, que no tienen empacho en ser mandaderos, correveidiles de los poderosos; vulgarmente les llaman “gatos” y peyorativamente “gatones”.
También hay “gatos de angora”, a los que sus jefes les dan cierta categoría.
Bueno, pues, ingresamos a otra etapa del autoritarismo mexicano: se fue la “dictadura perfecta” del PRI, pero llegó Morena con la cuarta transformación, y el siguiente autoritarismo muestra ya sus uñas.
Lo dicen 32 coordinadores estatales, representantes presidenciales o como quieran llamarles, nombrados sobre los gobernadores legalmente elegidos (al menos en nuestra democracia) y 300 regionales, uno por cada distrito federal electoral, para afianzar a Morena y perpetuar la cuarta transformación.
Cuauhtémoc Cárdenas advirtió que el próximo presidente caerá en un centralismo perjudicial, y “puede llevar a excesos centralistas, propios de un gobierno que controla los poderes Ejecutivo y Legislativo al crear delegaciones federales únicas, a manera de prefecturas que pueden marginar a las autoridades locales y constituirse en el verdadero poder local”.
Amigos del nuevo régimen clamarán “váyanse a jondear (así dicen en el rancho) gatos por la cola”, para defender a los nuevos virreyes que, so pretexto de cuidar los programas sociales (para sacar de pobres a los mexicanos), manejarán los presupuestos de estados y municipios, y se irán al diablo el federalismo, la soberanía de los estados, la autonomía municipal y demás que ordena la Constitución.
Del otro lado, no vemos quién le haga contrapeso a Amlo; los partidos tradicionales quedaron p’al arrastre y no se ve cómo ofrecerán alguna oposición a la aplanadora legislativa morenista, pues sus dirigentes se disputan los desechos de la ruina en que los dejó el tsunami del 1 de julio.
No se ponen las pilas, la derrota fue un golpe seco cuyo chipote no saben ni, al parecer, quieren mitigar.
Ni el veinte les cae de que Amlo rebajará el subsidio del INE a los partidos, al cabo Morena recibirá inmensas prerrogativas, aun reducidas, y los otros partidos serán pobres. Se trata de que sean una oposición indigente frente al partido en el poder con el erario a sus órdenes.
Indudablemente ahí “hay gato encerrado”.
Mientras, los anayistas ven la tempestad y no se hincan, no quieren soltar al PAN, la segunda fuerza política, cuando por elemental decoro debieron irse “a jondear los gatos por la cola”, al resultar aplastados en las elecciones.
Damián Zepeda cedió estatutariamente la presidencia nacional a su secretario general, Marcelo Torres Cofiño, quien de inmediato lo designó líder del maltrecho grupo de senadores, y a Juan Carlos Romero Hicks de los diputados.
El guanajuatense tiene envidiable carrera universitaria, política y de legislador.
El Consejo de Plumas Azules, los gobernadores panistas y una corriente interna muy fuerte exigen a los anayistas que suelten al partido y no ahonden más la división, porque definitivamente lo hundirán.
El expresidente Calderón y ex líder nacional panista, criticó con dureza a Marko Cortés, el gallo anayista para suceder a Damián; preguntó “¿por qué este corrupto tiene el padrón del PAN con domicilio, correo y teléfonos y ningún otro aspirante lo tiene?
Señal de la “inequidad y falta de democracia interna que están matando al PAN”.
El PRI anda mareado y Peña Nieto sigue mangoneándolo, sin dejar a los priistas, siquiera por única vez, determinarse por sí mismos y recoger sus ruinas para ver qué pueden hacer.
Debe haber sido muy duro caer al quinto lugar en la Cámara de Diputados y al sexto en el Senado, tras cansarse de controlar al Congreso, y despacharse con la cuchara grande con los fondos.
Del PRD ni hablar, Héctor Bautista, cacique de Netzahualcóyotl, se hizo del timón y puso de líder de la fracción en San Lázaro a Ricardo Gallardo Cardona, jefe de la mafia que desgobierna San Luis Potosí y de ribete tiene antecedentes penales.
No caen en cuenta los partidos que tienen tiempo muy corto para reorganizarse y presentar un frente opositor a Morena, que tan pronto como inicie el período de sesiones el 1 de septiembre lanzará iniciativas de ley que pueden llegar hasta a modificar la Constitución, sin problemas.
Hasta Peña Nieto presentará dos iniciativas por Amlo, quien no tuvo empacho en restregarle, en la reunión de transición de los dos gabinetes, que encarceló ilegalmente a Elba Esther Gordillo y derogará la Reforma Educativa, la más aprecia para Peña, que dejó gastar a Aurelio Nuño 51 mil millones para impulsarla.
Menos mal, PAN, PRI, PRD y MC se lanzaron contra Morena ante el Tribunal Electoral, lo acusan de sobrerrepresentación por el reparto de los diputados plurinominales. No extrañaría si el PT se le lanzara también, por 34 de chapulines morenistas que se le filtraron de candidatos y ganaron curul, como Pablo Gómez.
A veces parece que Andrés Manuel “trae muchos gatos en el estómago” con sus propuestas e iniciativas contradictorias o no bien definidas; ojalá no se arrepienta a destiempo con las que haga realidad, ni le salga el tiro por la culata.
Vender el avión presidencial TP-01 “José Ma. Morelos y Pavón” no es acertado. Fue pregón de su campaña, con desaparecer el Estado Mayor Presidencial; pero asumirá el poder en tres meses y francamente el Jefe del Estado Mexicano merece más seguridad.
Ningún esfuerzo sale sobrando, pero dijo que aunque se lo preste quien compre el TP-01, no lo aceptará y viajará –en el país y al extranjero- en avión de línea.
Si rechaza al EMP porque como líder social lo contuvo algunas veces, indica cómo ese cuerpo de élite cuida al Primer Mandatario. Se dirá que esto no debería decidirlo Amlo, por ser de interés nacional y estar en juego el futuro del país.
Lo del aeropuerto, otro trauma sicológico; es claro que la Base Militar de Santa Lucía es inviable, que NAIM lo diseñó un arquitecto de prestigio internacional, que lo aprueban MITRE, máxima autoridad en aeronáutica del Instituto Tecnológico de Massachusetts, la IATTA y los organismos de la aviación nacional y mundial.
Someter los 277 estudios de esos organismos a una consulta popular, cuando la gente común no sabemos nada de eso por ser asunto de expertos, indica que ahí “hay gato encerrado”.
Huele igual la rebaja de delitos a Javier Duarte, mediante una posible triangulación entre Fidel Herrera (de quien Duarte fue cargaportafolios), Cuitláhuac García (gobernador veracruzano electo) y Amlo.
Y la excarcelación de Elba Esther tiene tufo similar.
@chavafloresll