Francisco Gómez Maza
· ¿Balazos y no abrazos como con Calderón?
· Pero ya estamos cansados de tantos balazos
La pregunta, como la de los 64 mil pesos: cuál es la propuesta alternativa a la estrategia de “Abrazos, no Balazos”, cuestionada por la oposición, los jesuitas y los obispos católicos de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Si los balazos no pudieron con los balazos, durante Calderón y Peña, qué nos queda en este sexenio, violento o más violento que los dos anteriores.
Qué tiene que hacer el gobierno de AMLO para desterrar la violencia criminal de este gran camposanto, en que se ha convertido el suelo mexicano. ¿Balazos y no abrazos?
Obispos y sacerdotes están cuestionando fuertemente la inoperancia de la estrategia de López Obrador.
No sirve; no da resultados. Sigue aumentando la matanza. Continúa creciendo el número de muertos. Y desaparecidos. Hace unos meses los desaparecidos ya sumaban 100 mil.
Ahora, hasta los ministros católicos son víctimas, como los dos jesuitas misioneros en la Tarahumara. Balaceados por presunto miembros del cártel que opera en la región que iba y venía libremente, pese a que pesaba sobre él una orden de aprehensión. Habrá que preguntarle al priista Duarte y a los panistas Javier Corral y Maru Campos.
El sacerdote jesuita Javier Ávila, emocionado y visiblemente enojado por el crimen de sus hermanos en religión, en los funerales de Joaquín Mora y Javier Campos, en la Tarahumara, afirmó que “los abrazos ya no alcanzan para cubrir los balazos”.
Otros críticos son la Conferencia del Episcopado Mexicano. El obispo de Cuernavaca. No están de acuerdo con los abrazos…
Los pastores católicos exigen cambiar la “fallida” estrategia de seguridad del gobierno lopezobradorista.
Los opositores en el Congreso de la Unión, particularmente los de verbo violento del PAN también le exigen al gobierno de López Obrador cambiar la estrategia de seguridad. No ha funcionado.
El de AMLO es el sexenio donde más muertos y desaparecidos ha habido, argumentan.
El mismo coordinador de los senadores de Morena y jefe de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal Ávila, anunció que esta semana, la que se inicia hoy lunes, empezará las consultas para abordar el asunto en la asamblea de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión que sesiona en el edificio del Senado.
Pero qué proponen los críticos en lugar de los abrazos… Cuál sería la estrategia eficaz, según la Compañía de Jesús, según la Conferencia del Episcopado Mexicano y según los partidos de oposición para desmantelar a las bandas de la delincuencia organizada.
No tienen ni idea de cómo atacar la criminalidad, de cómo acabar con los asesinatos y el resto de los crímenes, que cometen las criminales,
El presidente López Obrador se niega rotundamente a aceptar que la estrategia es la que no funciona, y con duro lenguaje frente a los jesuitas, que aparentemente eran sus aliados, los acusa de ser punta de lanza de la llamada oligarquía. Y eso calienta, diría él mismo.
La estrategia de seguridad del gobierno de López Obrador sólo cambiará si alguien le presenta otra mejor. No va a retornar a la de Felipe Calderón y Peña. La violencia contra la violencia genera más violencia.
La violencia de Calderón y la de Peña mató mucha gente que ni la debía ni la temía; los daños colaterales -Hombres, mujeres, ancianos, niños y niñas- fueron terribles en los enfrentamientos, en las masacres. Recuerde San Fernando, Tlatlaya, los 43…
López Obrador está convencido de que la violencia se ataca de raíz. Desde la primera educación.
Pareciera que esa misma estrategia tienen los jesuitas como Compañía de Jesús, como institución, aunque el padre Pato haya exclamado, en el funeral de sus “hermanos”, que está cansado de los abrazos que no detienen los balazos, palabras más, palabras menos.
Pero AMLO se defiende. Por ejemplo. Hay muchos machos irresponsables en la sociedad, porque hay madres (y por supuesto padres) que son las primeras en educar a sus hijos varones como los amos y señores de la familia.
Las niñas deben darle el desayuno al hermano; deben plancharle la camisa, deben, siempre estar al servicio de los machos,
Las estrategias de Felipe Calderón y la de Peña Nieto no eran de abrazos, sino de balazos. Nutridas, sanguinarias, balaceras y muchos muertos, sobre todo los llamados “daños colaterales, que se sumaban a la lista general. Y hasta se propiciaban masacres.
Hasta ahora, nadie propone una alternativa a la de López Obrador.
Pero ya, después de tres sexenios – Felipe Calderón, Enrique Peña y Andrés Manuel López Obrador- muchos ya estamos cansados de tantos balazos.
¡Y tantos muertos y desaparecidos! ¡Y nada de abrazos!
Los enemigos de López Obrador lo fustigan como si tuvieran autoridad para condenarlo.
Pero hagamos cuentas:
Aquella estrategia, la de descabezar a las organizaciones criminales, no sirvió más que para fraccionar a los grupos delictivos, creó nuevas generaciones de capos y propició enfrentamientos cada vez más violentos entre ellos.
Al final del sexenio de Calderón, los muertos sumaban más de unos 121 mil y los desaparecidos más de 14 mil, de acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Los reportes contienen registros de 4 mil 700 oficialías del Registro Civil y mil 107 agencias del MP, que mensualmente proporcionan información al INEGI.
Durante el primer año de gobierno del panista Calderón, cuando declaró la guerra al narco, la cifra de homicidios fue de 8 mil 867, menor a la registrada durante 2006, último año de gobierno de su antecesor, Vicente Fox Quesada, que fue de 10 mil 452 homicidios.
Pero la cantidad de eliminados durante Calderón se fue al alza. 14 mil seis homicidios, oficialmente, y, para 2009, la cifra se elevó a 19 mil 803; luego, en 2010, aumentó a 25 mil 757, y en 2011 subió a 27 mil 213 homicidios dolosos.
Para 2012, año de cambio de gobierno federal, hubo una leve disminución en el número de homicidios; solamente se reportaron 26 mil 37.
En suma, de 2007 a 2012 el número de muertes violentas alcanzó los 121 mil 683 homicidios, de acuerdo con cifras oficialmente reconocidas.
¿Y luego?
Si lo que hace AMLO no sirve, qué propone la oposición y la iglesia jerárquica.