Pablo Cabañas Díaz.
En enero del 2016, Enrique Peña Nieto, viajó a Arabia Saudita para reunirse con el rey Salman bin Abdulaziz, a quien concedió la orden del Águila Azteca y felicitó por su labor de gobierno. Incluso firmaron varios acuerdos. Todo esto mientras el embajador mexicano José Arturo Trejo Nava en Arabia operaba con éxito su licoreria internacional, abusando e su cargo y a sabiendas de que todo el procedimiento era ilegal. Valiéndose de la ley internacional que le permitía consumir alcohol en la embajada para eventos especiales, mandó traer contenedores enteros de botellas de unos 20 dólares que llegó a vender hasta en 200 dólares cada una, lo que le supuso una fortuna durante tantos años.
Lo hizo con total impunidad y generó una fortuna traficando botellas de vodka, ron, tequila y whisky. Las penas a las que se podía enfrentar iban desde azotes, hasta prisión y pena de muerte. Pero no le pasó nada porque, mientras vendía el alcohol en el mercado negro saudí, el mexicano fungía como embajador de nuestro país en Arabia Saudita. Fue un escándalo que el gobierno de Enrique Peña Nieto decidió mantener oculto.
Trejo Nava creó toda una industria del alcohol ilegal en Arabia, un país controlado por la ley islámica que condena absolutamente toda venta e ingesta de alcohol, aprovechándose de su condición de diplomático en el extranjero. Aún conociendo las penas a las que podría enfrentarse en caso de ser descubierto, Trejo Nava vendió durante casi una década miles de botellas de alcohol a personas en esta importante nación musulmana. Por lo que la embajada de México en Arabia Saudita fue conocida por un pequeño círculo de la élite saudí como la licoreria más prolífica y basta del momento.
Trejo Nava fue retirado de su cargo el 25 de agosto del 2016, y enviado a la representación de México en Rumania, esto después de que se destapara el escándalo etílico en el que estuvo involucrado desde su llegada a la nación árabe. El tema se conoce gracias a una investigación del Órgano Interno de Control (OIC) de la cancillería. Trejo Nava no ha sido castigado por los años de impunidad y abuso de la ley que perpetró mientras era embajador. En cambio, simplemente ha sido “suspendido de cualquier representación diplomática”.
El entonces secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray no emitió declaración alguna sobre la investigación que se llevó en contra del exembajador en Arabia Saudita. Tampoco hubo una declaración oficial que certifique que hubo alguna pena o castigo hacia este diplomático , quien fuera nombrado durante el gobierno de Felipe Calderón y restituido en el cargo por el presidente Enrique Peña cuando llegó a la presidencia del país.
No hubo una “suspensión, destitución y sanción económica”, como señala a la ley del servicio exterior: “En todos los casos de destitución el sancionado quedará inhabilitado para reingresar al servicio exterior o desempeñar algún puesto, cargo o comisión temporal en el mismo”, señala el artículo 58 de esta ley, dejando en claro que Trejo Nava fue protegido por las más altas autoridades de Relaciones Exteriores con su nombramiento en Rumania.