*A los magos de Faraón se les acabaron los trucos. Incluso llegaron a simular algunas de las plagas de Egipto, salvo la última: la muerte del primogénito, y tampoco pudieron igualar el paso del Mar Rojo
*Estamos en el gobierno de “Las Tandas de El Principal”; llena con ellas los vacíos diplomáticos y las placea en la república para promover su reforma eléctrica. ¡Qué tiempos aquellos señor don Simón!
Gregorio Ortega Molina
La diferencia fundamental entre “Palillo” y el actual presidente de los mexicanos es el escenario. El primero estuvo confinado al Tívoli, ni siquiera accedió a la radio o la televisión. El del segundo es la patria, es el mundo, con la adición de los medios electrónicos, el tiempo real. Imposible establecer comparaciones.
Es en este contexto que nos aproximamos a la fecha de la gran impostura, la enorme y genial farsa de la reafirmación del mandato, para envolvernos a todos en una mistificación, y empaquetarse él mismo en su propia obsesión de ser considerado como esos emperadores romanos que se equipararon a la divinidad. El divino Andrés, tanto como Julio César.
Naturalmente Lorenzo Córdoba y los otros Consejeros se niegan a ser patiños, pero para eso les ha faltado inteligencia. ¿Pueden, o no, llamar -junto con la oposición- observadores internacionales, especialistas en preparar elecciones que puedan avalar su dicho o, de plano, conceder la razón al titular del Ejecutivo?
Insisto en lo publicado en este espacio hace algunas semanas, el señor Andrés Manuel no es omnisciente, pero conoce de más hechos de los que el común de los mortales disponemos para tomar decisiones. A alguien ha de culpar de la ausencia de amor que sus súbditos puedan mostrarle en la reafirmación de mandato, de la misma manera que le duele el haber ganado con tan solo 33 por ciento de los votos, y constatar que el otro 67 por ciento de los mexicanos no está interesado en el destino histórico de este líder providencial, por más dinero fiscal que los programas asistenciales pongan en sus manos.
¿Pueden, el amado líder y sus fieles, negarse a la presencia internacional que confirme su dicho, o conceda la razón al INE y sus Consejeros? ¿Pudo preverse el costo de tal simulación a nivel nacional, y determinarse si hay, o no, recursos económicos para ello? ¿Deben, los Consejeros e integrantes todos del INE, sacrificarse por el bien del ejercicio, o el señor Andrés Manuel estará obligado a exhibirse en su trampa mortal a la democracia? ¿Dónde la libertad de los mexicanos para hacerse oír? ¿Dónde el mandato de la SCJN para defender los intereses de los mexicanos?
A los magos de Faraón se les acabaron los trucos. Incluso llegaron a simular algunas de las plagas de Egipto, salvo la última: la muerte del primogénito, tampoco el paso del Mar Rojo.
Andrés Manuel está en su orilla. ¿Tendrá la inteligencia y la templanza suficientes para mantener los brazos levantados mientras su pueblo sale a las urnas para reafirmarlo -a pie seco y sin derramamiento de sangre- en su mandato, como aspirante a la divinidad cívica?
¿Estamos dispuestos los mexicanos, junto con los Consejeros del INE, a reconocer nuestro error, y dar su justo valor al sacrificio del bien amado líder político que llega a salvarnos de la democracia, la mafia del poder, el nefasto neoliberalismo, la prensa vendida, los fifís y demás ralea crecida a la sombra del PRIANATO?
Estamos ante el verdadero inicio de la 4T.
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Transitamos del gobierno de la 4T al de “Las Tandas del Principal”, en el que la valedora Jesusa Rodríguez -que pica y deja roncha- está en tris de transformarse en diplomática, para dejar los escenarios de la jocosidad de doble sentido.
Si algo de dignidad había quedado en Marcelo Ebrard, desapareció ante su mutismo y obsecuencia. Su santo patrono, que se esponja por cualquier cosa, está en punto de ebullición, porque a pesar de los otros datos, la realidad lo exhibe tal cual es.
Está por concluir la etapa de ensayo-error. Dejadas atrás las pruebas de prolongación de mandato, en Mexicali y en la SCJN, a punto de desaparecer, en Veracruz, el ultraje a la autoridad, el mazazo contra la Constitución aparecerá por cualquier lado, para que se le permita consagrarse como el nuevo Jefe Máximo.
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