Por Mouris Salloum George
Aparte de que las clases medias son el motor de las revoluciones modernas y la base indiscutible para el fortalecimiento del mercado interno, única plataforma de despegue posible, se considera que el éxito de cualquier sistema político en el mundo, pasa primero por el espectro benéfico de las clases medias.
Igual que la autonomía, la independencia y la viabilidad de las naciones, el gran cedazo de las clases medias, lo que quede de ellas después de estas tribulaciones de la pandemia, son la raíz y razón, los puntos de referencia para calibrar y medir, fuera de análisis dearrollistas, la productividad, la competitividad y el lugar que ocupan los países en el concierto mundial.
Un país está obligado a tener de su lado las dinámicas de las clases medias. Si ayer fueron el pretexto para celebrar los crecimientos, hoy son indispensables para medir su eficiencia. Y esto no es nuevo, sólo que ahora se ha detonado su participación.
Históricamente, la clase media fue el cerebro y el discurso de la estrategia de comandos de la revolución bolchevique, encabezó la Primavera de Praga, parteaguas de las transformaciones modernas, constituyó la narrativa de todos los movimientos estudiantiles, urbanos y obreros de la década de los sesentas, que cambiaron el rostro del mundo conocido
En México, fue vital su participación para sortear las mayores crisis de los últimos tiempos. Ayudaron a recuperar una sociedad dañada por los terremotos, para establecer los límites antes permisivos de las construcciones urbanas que significaban un peligro para la sociedad, y ubicaron en su justa dimensión la dignidad de los damnificados.
Instalaron el respeto y la tolerancia hacia los disidentes, permearon un sistema que no permitía vivir en libertad, respirar y hablar. Han sostenido contra viento y marea la viabilidad del país, sosteniendo la unidad nacional y la credibilidad del sistema.
La sensibilidad política de las clases medias siempre va un paso adelante. Está probado que forman el núcleo duro de los cambios. Están en la punta de la estampida de la defensa de los derechos humanos y civiles en todas latitudes. Se han establecido como la conciencia crítica y moral de las naciones.
Sin las clases medias no hay transformación posible. Ni la opresión asfixiante de los imperios ha podido contra el empuje democrático consciente de ellas. Un ejemplo de ilustración, cultura y empuje por el cambio social. Son las grandes detonadoras del cambio.
El panorama latinoamericano actual no se explica sin la potencialidad expansiva de las clases medias. Los fenómenos de grandes alianzas amplias en el Cono Sur son prueba indubitable de ello. Países de suyo militaristas son hoy democracias con toda la barba.
La riqueza demográfica y poblacional de la clase media en México es digna de observarse…. y de escucharse.