ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Se está cocinando una estrategia criminal y cobarde para que el proceso de vacunación –cuando haya vacunas– sea aplicado en rancherías y villorrios para que, sumados sus habitantes, hagan un total de treinta millones de votos para Morena. Es un momento de desesperación, porque el hueso está a punto de acabarse. Y la credibilidad está por los suelos.
Parece que para toda demanda, una ley que jamás será cumplida; para toda exigencia en la limpieza electoral, un grupito de afectados que sólo sirven para erogar miles de millones en su afán de justificar los caprichos de quienes los pusieron; para toda esperanza en el futuro, un farsante esperando la unción popular.
Para la gente que exige el castigo a los rateros, una retahíla de promesas que nunca llegarán a puerto, pues serán proferidas por los cómplices del desmadre. Los medios, extasiados con la farsa, sólo esperan el pago a su obsecuencia, la maleta proditoria que satisfaga sus proyectos.
Para toda explicación, una pandilla de loros radioeléctricos financiados con nuestros impuestos, supuestos intelectuales que pueblan las mesas de debates arreglados de dónde saldrán sólo recetas para seguir haciendo lo mismo, para decantar a la opinión pública en el camino del absurdo.
Sólo utilizan el lenguaje para evadir la realidad que nos abruma. De ahí para adelante, piensan, todo va a seguir siendo inconsecuencia, garrotazos a la piñata con los ojos vendados, palos de ciego oportunos para distraer al elector. Se sentará otra vez a la mesa la legión de los absurdos.
México, convertido en un cementerio
El entramado está puesto para ver desfilar sobre la tarima a otra pandilla de mentirosos con cargos remudados, impostores, simuladores y estafadores, montados en la farsa de la engañosa transformación. Sólo hay un espectador incómodo: el elector del 2021, un océano de inconformes nacido a raíz de los atropellos, la muerte de familiares y cercanos, la ejecución extrajudicial de la esperanza.
Esta vez debe ser decisivo. Tienen que acudir a las urnas con ilusión de pueblo, con armas de talento, con emoción en el futuro, con ganas de vivir en la libertad y en la democracia, aunque ya nadie se acuerde de qué es eso. Alguien lo debe recordar, sobre todo al ver lo que está pasando alrededor: México convertido en un cementerio.
Este es el teatro mexicano del absurdo
La única bandera, la corrupción a mansalva, ha hecho escuela. Por todos lados florecen los ineptos avariciosos, los mentirosos rastacueros, los imitamonos propicios. El señuelo de enriquecerse en tres minutos desde el poder prestado ha calado hondo entre los próceres dispuestos a inmolarse con sólo decir mentiras.
Como nunca hubo programa de gobierno hacen del poder un papalote. Se escudan en el bono democrático del regreso de la transformación al poder, sin demostrar jamás qué es eso, o el objetivo siquiera, el mínimo de acciones para beneficio del colectivo, una sola razón para escogerlo.
Es el teatro mexicano del absurdo, del vacío existencial, de la democracia exprimida de futuro, donde existen jueces que parecen pero no son, legisladores que levantan el dedo sin saber lo que se aprueba, ejecutivos que no saben ni leer ni para qué están ahí. Es la tierra de ciegos, fértil para sembrar todas las decisiones ajenas.
Un presente oligofrénico, atrabiliario en grado sumo.
Las grandes decisiones se esperan, pero nunca llegan, se adoran ídolos inexistentes, igual que sucede en nuestros continentes repletos de iluminados, caudillos populistas, ignorantes, dictadores de huarache que terminan enseñando el verdadero cobre: son charlatanes e impostores, fulleros de pésima ralea. La gente se pregunta: ¿qué habremos hecho para merecer todo esto?
Pero la opinión pública sabe que cualquier colección de errores, cualquier exceso que como país hayamos cometido en el pasado, cualquier fracaso rotundo, se queda corto frente a lo que sucede en estos momentos en México. Es oligofrénico, descomunal, atrabiliario en grado sumo.
Con sólo mencionar el “aplanamos la curva de la pandemia”, “las vacunas serán suficientes y de aplicación inmediata y universal”, “la honestidad valiente”, el “primero los pobres” y “los culpables son todos los que estuvieron antes”, ya suenan a un réquiem adelantado. Ellos lo saben. Están realmente preocupados por lo que se viene.
Periodo de vacunación: cinco años
Hasta los encuestadores oficiales le bajaron al gas: sólo dan por ganada la gubernatura de Baja California, y dan por perdida a la mayoría en la Cámara, pero, le dicen al que paga, puede alcanzar “la minoría más grandota”. Sólo Dios sabe a qué se refieren con esto y cómo lo irán a cobrar, pues sus anteriores predicciones de carro completo se fueron a la basura. Mintieron mal. Ni eso les han aprendido a los de Palacio.
La ilusión de que la vacuna fuera la bandera electoral de Morena, salió reventada por los aires. Ya no es posible, simplemente porque no existe. No la pagaron, no la apartaron, independientemente de todas las mentiras que utilicen para justificarlo. El dinero nunca estuvo, y optaron por mendigar vacunas regaladas o prestadas. Ya no hay. Los organismos gubernamentales que se prestan a las mentiras calculan que el período de vacunación puede llevarse mínimo cinco años, en el mejor de los escenarios.
Sputnik V a las comunidades más marginadas del país
Como la estrategia electoral con la vacuna se cayó en el pozo, ahora se les ocurre la genial idea, según lo reveló Darío Celis, de definir una hoja de ruta donde Gabriel García Hernández, el coordinador general de padrones de beneficiarios sea la estrella, el operador salvífico. El jefe de los superdelegados, el que puso los candidatos a gobernador, tiene el encargo de convertir las inexistentes vacunas en votos para Morena.
García llevará la Sputnik V —espuni, en el lenguaje de brinquito de la Cuarta Transformación– a las comunidades más marginadas del país, unas seis mil congregaciones, villorrios, rancherías, aldeas, menores de cinco mil habitantes, para captar los treinta millones de votos que según ellos necesita el “caudillo”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Así como se oye.
Es una de las confesiones políticas más indignas que he oído. La apuesta de una dictadura de quinto talón por robar en despoblado, abusar de la necesidad sanitaria, aplicar la vacuna que se quiera, siempre y cuando no necesite refrigeración, engañar con el hambre, explotar la desinformación, todo, para lograr el voto. No hay mínima decencia, ni decoro.
López-Gatell desacreditó a las vacunas rusas y chinas
La competencia electoral, que debe celebrarse a cielo abierto, se traslada a lo oscurito de las rancherías, a las aldeas y villorrios, ahí donde no hay vigilancia. Una absoluta vergüenza para el régimen, ante el mundo. Dos empresas patito surtirán las mochilas-hieleras que usarán los 20 mil chairos- ahora ya no son 120 mil de hace unos días–. Cada chairo, deberá atender a 1 mil 500 beneficiarios de programas sociales para adoctrinarlos y despojarlos de su credencial de elector.
Además, apenas en el mes de octubre, López Gatell dijo que las vacunas chinas y rusas que ahora se defienden para aplicarlas ya en las congregaciones, estaban infectadas, usando un adenovirus 5, potencialmente transmisor del Sida. ¿Y ahora para los mexicanos más humildes? Deletéreo, simplemente criminal y cobarde. Urge la intervención de todas las instancias de salud internacionales.
¡Cómo hace falta el show de “La Fufurufa”, Margot Narváez, la que salía en los setentas en la carpa Colonial de Garibaldi a mentarles la madre a los asistentes, para que reaccionaran y se sintieran vivos!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Nada extraño que un partido mienta. Pero Morena lo hace de manera criminal, en tratándose de la salud de los mexicanos. “Para Morena, la salud de las y los mexicanos está por encima de todo, por eso donaremos la mitad de nuestro presupuesto para la compra de vacunas contra el COVID-19”. Así es como el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se promociona y asegura que contribuirá a la Estrategia Nacional de Vacunación. Pero aunque en su spot, Morena ofrece donar el 50% de su presupuesto para adquirir 10 millones de vacunas contra el COVID-19, sin embargo, el Instituto Nacional Electoral (INE) informó que hasta ahora, esa fuerza política no ha devuelto “ni un solo peso” de los más de 2,000 millones que recibirá para este 2021.
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