Sergio Gómez Montero*
y estoy esperando
que se bendiga a los humildes
y que hereden la tierra
sin impuestos
L. Ferlinghetti: “Estoy esperando”
¿Cuántos de los que estábamos esperando –como Citlalli Hernández– no podemos aún creerlo? ¿De dónde la obsesión, por qué?
La democracia electoral, lo sabemos quienes hemos estudiado la temática, tiene diversos y muy variados caminos para alcanzar sus fines. Muchos de ellos –los fines–, por lo común sólo explicables a través de una lógica de la oportunidad y la desviación moral, que se prestan a la suspicacia y a la descalificación, pues ella –la democracia electoral, sus jugadores–, en el afán de alcanzar un puesto, se presta a los juegos más absurdos y carentes de honradez. La democracia electoral es, pues, absurda, enigmática, inmoral, como hoy queda demostrado luego de que Morena mantuvo como su candidato para la gubernatura de Guerrero a Félix Salgado Macedonio, un verdadero líder popular en ese estado –un ser machista, grosero, dispuesto a todo (a partirse la madre con quien sea, Toro pues)– y que quizá por ello (basta leer el libro Ladydi de Jeniffer Clement), convenció a quien había que convencer, que él era, en un caso extremo, la mejor opción para gobernar un estado lleno de riqueza (minera, maderera, turística, narcotráfico, hidrológica y territorialmente estratégica –me acuerdo aquí de Agustín Yáñez y su La tierra pródiga–) y que por eso requería allí la presencia de un macho, al margen de que Morena tuviera ganado ese estado con un candidato hombre o mujer. ¿Cuál fue la verdadera razón estratégica que mantuvo al Toro Salgado Macedonio como candidato de Morena en Guerrero? ¿Será cierto que por estos días va a renunciar, para que así todos –incluyendo a Morena, claro– queden redimidos? Duro y difícil, pues, ese camino de la redención.
Porque, mire usted, ¿qué es lo que, en términos de democracia electoral, está poniendo en juego ahora, el partido del Presidente con la candidatura pertinaz de Salgado Macedonio en Guerrero? ¿Vale la pena obsesionarse con ello? Porque, de por medio, y en principio, se arriesga el voto de las mujeres a favor de Morena en todo el país, que en términos cuantitativos es, sin duda, lo más peligroso, ya que ello pone en peligro la hegemonía precaria que hoy se tiene en el Poder Legislativo, minaría bastante la autoridad moral del Ejecutivo (a quien se identifica como el sostén del hoy candidato de Morena a gobernar Guerrero), así como su presencia nacional, pue si bien se ganaría Guerrero, otras gubernaturas estarían en peligro. ¿Tanta fuerza, pues, de tal manera, tiene un capricho egocéntrico, que puede vencer sin dificultad a la opinión consensuada de todo un partido; en dónde queda así la opinión de sus militantes y la inteligencia y sabiduría de sus dirigentes? ¿En dónde queda entonces la opinión de todos aquellos que, mínimamente, nos interesa la cosa pública (la política, pues) en el país?
En fin, que Dios agarre confesado a Morena.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx