Moisés EDWIN BARREDA
La frase “canto de las sirenas” del presidente López Obrador en reciente mensaje a las fuerzas armadas, encierra alusiones al virtual llamado del general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa al ejército a la sedición en discurso con que quebrantó la lealtad institucional, y a los ataques sistemáticos de la “comentocracia” y del 99 por ciento de los medios de comunicación pagados por los ex beneficiarios del derrocado corrupto régimen priporfirista a su gobierno, como en su tiempo lo hicieron encabezados por el diario El Imparcial, contra Francisco I. Madero.
Gaytán Ochoa, quienes lo aplaudieron “de pie” y sus dos similares que luego secundaron su llamado, violaron el Reglamento General de Deberes Militares, fundamentalmente los artículos que a la letra dicen:
“… 16.- Todo militar que se exprese mal de sus superiores en cualquier forma, será severamente castigado. Si tuviere queja de ellos, la producirá a quien la pudiere remediar y por ningún motivo dará mal ejemplo con sus murmuraciones.
“… 92.- Más que a ninguno de los miembros del ejército en servicio activo, es a los generales, por razón de su elevada posición a quienes corresponde abstenerse, en la forma más absoluta, de inmiscuirse en los asuntos políticos del país, directa o indirectamente, ya sea por medio de su influencia o valiéndose para ello de militares, o de civiles políticos, debiendo compenetrarse bien de que el ejército debe estar por completo al margen de tales actividades.”
Gaytán Ochoa también carece de autoridad profesional y credibilidad por varias razones: la primera, su evidente fracaso como jefe de la sección décima del estado mayor de la Sedena, responsable de combatir a la delincuencia organizada –narcotráfico—y la inseguridad; segunda, fue tenaz personero del espurio Felipe Calderón para que con el apoyo terco de Alfonso Navarrete Prida en la Cámara de Diputados, el pleno de ésta aprobara con rapidez el dictamen senatorial a la iniciativa de Ley de Seguridad Nacional elaborada por la Sedena e impulsada por Calderón; lo frustró el diputado Javier Corral Jurado.
Finalmente la aprobaron como Ley de Seguridad Interior, que autorizaba a la soldadesca a allanamientos sin orden judicial, arbitrarios. Entonces los expertos la calificaron “preludio de régimen policiaco militar”.
De lo peor de Gaytán Ochoa es su apasionado apoyo a la guerra de Calderón contra al narcotráfico a pesar de su inutilidad, de su encarecimiento progresivo hasta 2018 y de que en uno de los estudios de la serie “Política de drogas del CIDE” se destaca que de los tres mil 327 combates de efectivos de las fuerzas armadas y la policía federal a células de grupos delictivos entre 2007 y 2011, más del 84 por ciento fueron propiciados por esos y el resto fue en respuesta a agresión directa de éstas, lo que confirma lo denunciado por Vicente Zambada Niebla, (a) Vicentillo, también recogido en “El traidor”: “El ‘Mayo’ Zambada” –léase cartel de Sinaloa—“dirigía las operaciones de esos uniformados y la DEA contra cárteles competidores.”
En la misma serie se apunta que el número de cárteles se elevó 900 por ciento durante la guerra del régimen fraudulento de fecal, por lo que cabe preguntarse en qué se empleó la inmensa fortuna aumentada cada año, supuestamente dedicada por la Sedena a esa guerra declarada por fecal y dirigida por washington vía USNortcom, que, se decía, diseñaba la estrategia.
Y “lo más pior” del soldado Gaytán es que, ni siquiera como subsecretario de Sedena, nunca dijo ni pío acerca de los generales, jefes, oficiales, clases y tropa y policías federales que actuaron a las órdenes del “Mayo” Zambada.
Increíble baldón que observa el mundo en la política de México es que el espurio sigue impune y hasta con su mujer logró partido político a pesar de ser beneficiado con millones de dólares del cártel de Sinaloa, merced a la ayuda seguramente interesada, de Lorenzo Córdova, sucesor de carlos ugalde en el teatro Guiñol de esa inmoral pareja.