Sergio Gómez Montero*
Se puede morir de disyunción.Se puede llorar al pie de las iglesias,
hasta agotar el agua de las fuentes
- Piermarini: “Alienación”
La semana pasada estuvo particularmente cargada de problemas de naturaleza diversa: desde la llanta de un pick-up que se ponchó, los LeBaron, coronavirus, medicamentos, bandas de sicarios atentando sin freno ni medida y papás de niños con cáncer; de todo, como en botica. Junto a eso, los movimientos convulsos tanto del sistema capitalista en Davos, como el juicio político de Trump que no ha dejado de ser un puro juego electoral tanto de demócratas como de republicanos. Todo, como si así fuera la cotidianidad de la política en el país, que no logra conmoverse ni con los rezos y las marchas de Javier Sicilia, con tufos cada vez más intensos de proEstadosUnidos, con objeto de contribuir así al sabotaje continuo del gobierno transicional de carácter antineoliberal que hoy gobierna al país.
Digo, ¿cómo se puede gobernar así? A saltos y trompicones pero se avanza por un sendero (brecha) nada fácil, con un vehículo 4×4 (gabinete de lujo y cámaras apoyando) que permite sólo así superar los obstáculos que se presentan continuamente en el camino y que, puestos allí esos obstáculos por quienes se oponen a los nuevos gobiernos de transición en América Latina, intentan continuamente que esos vehículos (los gobiernos antineoliberales) no superen los obstáculos de las veredas por donde se transita y truenen al caer en un bache o una zanja o el motor reviente.
Lo que a veces no se entiende, claro, es por qué, a pesar de haber culpables que, primero, heredaron los problemas que hoy explotan, se mantienen impunes, sin que nadie les ajuste las cuentas, dado las tropelías cometidas. Pero, lo que hoy es más grave, es que quienes desde tiempo atrás, en los medios, mantuvieron alianzas nada impolutas con los cabecillas del neoliberalismo sigan hoy encabezando las campañas que buscan sabotear continuamente el hacer público del gobierno, al que, precisamente, no dejan gobernar. Y he ahí el problema: si hoy no se logran construir las bases de un mundo diferente al de hoy, los que van a sufrir las consecuencias de ese desmadre van a ser los jóvenes y los niños de hoy, a quienes, si el capitalismo sigue, les tocará vivir un mundo de una agresividad desbordada y ajena de raíz a las bondades humanas.
Grave error, por ende, la de los gobiernos de transición mencionados, quienes resistentes a castigar, le dan prioridad a la negociación con los hipócratas, quienes un día anuncian 500 millones de dólares de inversión y nada más se retiran de la mesa de negociación y se mueren de risa, porque las inversiones anunciadas nunca van a dejar de ser sueños guajiros para engañar al gobernante que no aceptan de ninguna manera. Al respecto es muy importante lo que escribe Gramsci sobre el bloque histórico: “la concepción del ´bloque histórico´, en el cual precisamente las fuerzas materiales son el contenido y las ideologías la forma, distinción meramente didáctica, porque las fuerzas materiales no serían concebibles históricamente sin forma y las ideologías serían fantasías individuales sin las fuerzas materiales”, lo cual, ocasionalmente, son persistentes en olvidar quienes, en el afán de negociar, platican con los enemigos de clase, sin darse cuenta que ellos, los burgueses, sólo negocian para engañar.
Así de dura y dramática es la realidad; es necesario darse cuenta de ello, antes de que en las siguientes elecciones, dado el consumo disminuido, la transición termine de pronto abruptamente.
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx