Gregorio Ortega Molina
El líder moral de la 4T y de Morena trae un grave problema entre manos: cómo conciliar los requerimientos asistenciales ofrecidos a su base electoral y el costo real de sus proyectos de obra pública, con las exigencias básicas de los empresarios, que sólo aspiran a la confianza jurídica, al respeto verbal lejos de la diatriba mañanera, y a una participación equitativa de esa misma obra que sería la imagen visible del cambio de régimen.
Lo que a AMLO le ocurre no le ha afectado exclusivamente a él. Los economistas y publirrelacionistas de la IP, seguro tienen los datos de lo ofertado en inversión al gobierno del Pacto por México, y lo realmente invertido. Si los empresarios hubiesen cumplido, y a pesar de la desmesurada corrupción, este país estaría en otras condiciones económicas, y su sociedad vería con optimismo el futuro.
El problema es de doble vía. El gobierno no confía ni confiará en lo que denomina mafia del poder y empresarios voraces; éstos no van a poner sus inversiones en las manos de alguien que, con la mano en la cintura y absoluto desparpajo, desconoce acuerdos de inversión de carácter internacional, y todo lo somete el escrutinio del pueblo bueno y sabio para ejercer presión. El castigo es para la nación, pues todo indica que, como en el asunto de los gasoductos, a fin de cuenta los mexicanos terminaremos pagando más, antes de que Bartlett “El Oscuro” metiera su cuchara.
El caso es que pronto, muy pronto, el estancamiento económico en que colocó a México, podría manifestarse en recesión, y aunque los efectos no son inmediatos, para el 2021 los agujeros en los bolsillos de los electores facilitarán la entrada del aire, del hambre y la violencia, todo debido o como consecuencia de una delincuencia organizada incontrolable, que desborda, como en Culiacán, la autoridad y fuerza del Estado, y los cauces de la legalidad y lo aceptable. Las cifras del INEGI sólo son el adorno de las fosas clandestinas, que no cesan de encontrarse, como las de Puerto Peñasco, en Sonora, cuyo horror es relatado por Héctor de Mauleón.
Me queda la impresión de que algunas de las conferencias de prensa mañaneras, se convierten en versión viva y digital de Segunda Mano, pues en ellas se anuncia la venta de un avión presidencial, lo mismo que de casas, joyas, relojes, autos, para obtener recursos que ya no encuentran ni raspando el fondo de la caja fiscal, y ni así alcanza. Es la realidad, que está lejos del invento de retribuir a los mexicanos lo robado. ¿Dónde las fortunas de los millonarios sexenales?
El futuro nunca llega solo… es necesario buscarlo con las herramientas adecuadas, para que sea promisorio, pues de lo contrario nos podemos despertar en Puerto Príncipe, Caracas o Quito. Nada está escrito.
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