Luis Alberto García / Yuzhno-Sajalinsk, Rusia
* Las últimas batallas de la II Guerra Mundial se libraron en la isla rusa.
* Agosto de 1945 marcó el fin de la presencia nipona en ese sitio.
* La URSS estaba lista, luego de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
* Tropas soviéticas atravesaron Manchuria, para recuperar Sajalín.
* Dejó de ser Karafuto, nombre que le habían impuesto los japoneses.
* Veinte mil soldados del Ejército Rojo vencieron en pocos días.
La Segunda Guerra Mundial concluyó en Europa en mayo de 1945, y luego de que Japón se rindiera después de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, ocurrió un hecho insólito: el mismo día del segundo ataque nuclear, cuando el avión B-29 bautizado como “Enola Gay” lanzó su carga de muerte, la Unión Soviética declaró la guerra al imperio que dejaría de serlo.
El 9 de agosto de 1945, el Ejército Rojo se apresuró a invadir y ocupar los territorios nipones circundantes, a sabiendas de la inevitable capitulación tras el lanzamiento por Estados Unidos de las bombas atómicas sobre ambas ciudades mártires, acontecimiento trágico narrado con maestría por el periodista John Hershey.
La elaboración de este texto se ha basado en “La Guerra Oculta. El Conflicto Soviético-Japonés (1939-1945), Sajalín y las islas Kuriles” de Antonio García Palacios; (HRM Ediciones) (Madrid, 2014, p.119-120).
En sus líneas introductorias, el autor escribe que las tropas soviéticas cruzaron la frontera con Manchuria, la Mongolia Interior, las Islas Kuriles y, por supuesto, llegaron a la isla de Sajalín, importante enclave estratégico del Océano Pacífico, al Norte del archipiélago de Japón.
Contextualiza y señala: “De casi mil kilómetros de longitud y 160 kilómetros de ancho, Sajalín delimita con la isla de Hokkaido con el estrecho de La Pérouse de por medio, y con la península de Kamchatka, perteneciente a Rusia, por el estrecho de Tartaria”.
Ese gran tamaño y su privilegiada posición confería a Rusia y a Japón la posesión de un territorio magnífico para controlar las rutas marítimas entre Asia y América, recordando que los rusos habían perdido la mitad sur de Sajalín por debajo del paralelo 50º durante la guerra ruso-japonesa de 1905.
Ése fue uno de los numerosos conflictos que, a principios del siglo XX, acabó en derrota para el honor patrio del que presumían Nicolás II y su corte de opereta, que en poco más de diez años sucumbirían ante el empuje de las masas hasta entonces humilladas, encabezadas por Vladímir Ilich Ulianov, Lenin.
Desde entonces, primero la Rusia zarista y después la Unión Soviética, habían fijado como objetivo prioritario la recuperación a Sajalín, más como un tema de orgullo nacional y no estratégico, y fue de esta manera que la Unión Soviética tuvo que esperar con paciencia extrema.
Iósif Stalin, perverso y sanguinario como pocos gobernantes de la antigua Rusia –comparado con Iván IV el Terrible- esperó hasta que sonaran los últimos obuses de la Segunda Guerra Mundial, para cosechar una venganza esperada, al declarar la guerra a Japón ese 9 de agosto de 1945.
La Unión Soviética empleó dos elementos –la tierra y el mar- para invadir Sajalín: en el caso terrestre, el Ejército Rojo desplegó en la parte septentrional de la isla al XVI Ejército Soviético del general Leonty Cheremisov, con el LVI Cuerpo distribuido en la 79ª División de Fusileros.
También en las 2ª y 5ª Brigadas de Fusileros, en la 214ª Brigada Blindada, en los 274º, 433º y 487º Regimientos de Artillería, en el Regimiento de Ametralladoras “Sakhalin” y en los 178th y 678th Batallones Blindados, apoyados desde el cielo por las 128ª y 255ª Divisiones Aéreas Mixtas.
Por otro lado, en el caso naval, la Flota Roja recurrió a la Flotilla Naval del Pacífico Nororiental que debía escoltar y desembarcar a la 113ª Brigada de Fusileros en Maoka y al 375th Batallón de Infantería Naval junto a la 22ª Compañía de Ametralladoras en Esutoru.
Aproximadamente las fuerzas de la Unión Soviética en Sajalín fueron de 20.000 soldados, 95 tanques, 615 cañones (333 anticarro y 282 estándar), 634 ametralladoras, 180 aviones y 31 navíos (1 dragaminas, 1 cañonero, 12 patrulleras, 4 torpederos, 7 remolcadores, 5 transportes y 1 buque de rescate.
Karafuto fue el nombre con el que Japón había bautizado a la Isla de Sajalín tras la anexión de su parte meridional fijada en el Tratado de Portsmouth de 1905. Durante todo ese tiempo había gozado de los recursos generados por dicho territorio y del asentamiento de 300.000 colonos de etnia japonesa; sin embargo, todo lo logrado en un plazo de treinta años quedó amenazado en el verano de 1945.
Durante casi treinta años dicha delimitación sería respetada por la URSS y Japón hasta que en 1945 el Ejército Rojo invadió el Sajalín perdido en el Tratado de Portsmouth de 1905.
Al saber Japón acerca de la invasión soviética a Manchuria, miles de soldados japoneses en Sajalín se movilizaron ante la inminencia de un ataque a sus dominios. Por ello la 88ª División de Infantería Japonesa con los 25º, 125º y 306º Regimientos de Infantería, más el 88º Regimiento de Artillería,
Fue desplegada a lo largo y ancho de Sajalín, una posición delicada que separaba a sus unidades muy lejos unas de otras cuando el cuartel general se hallaba en Sapporo, Hokaido, al mando del general Saburo Hagi.
No obstante y a pesar de su inferioridad táctica y material, a los japoneses les favorecía una geografía natural compuesta de interminables bosques, frondosa vegetación, numerosas lagunas y elevadas montañas de entre los 600 y 3.000 metros que hacían los caminos intransitables para los tanques y vehículos enemigos.
Aproximadamente las fuerzas de Japón constituyeron 29.000 soldados (19.000 profesionales y 10.000 reservistas) armados con 31 cañones, 18 morteros y 136 ametralladoras.