Sergio Gómez Montero*
Te buscan en el niño que se muere de hambre.
Te buscan en el asno que se escapa con Cristo.
En la letrina donde evacuas leyes
M. del Cabral: “Un recado para el Che”
La pugna entre principios y real politik, escribía en mi nota pasada, se diluye porque la política, en la vía de los hechos, es sólo política real, concretita, pues, y son los hechos la que siempre la avalan. Por eso, cuando de política hablamos en la vía de los hechos se dan tantos altibajos, a la hora de hacer el análisis y evaluación de esa política, que uno siempre tiene que ser cauteloso y precavido para no distorsionar la realidad que se analiza.
En fin, de lo que se trata es cómo evaluar los seis primeros meses de gobierno de López Obrador, tomando en consideración que el suyo ha sido un gobierno que escapa a los rituales que, antes de él, eran los comunes en este país. En estos seis meses ha habido cambios, y cambios sustantivos, pero no suficientes o puede ser, más bien, que incompletos, comenzando por el huachicoleo, por ejemplo, en donde los verdaderos capos aún no han sido castigados ni se han recuperado los bienes de la Nación que fueron saqueados impunemente, por ejemplo. Es decir, en términos de persecución y castigo de corrupción e impunidad la herencia dejada es mayor y opulenta y de ella muy poco, relativamente, se ha castigado y menos aun lo que se ha recuperado, sin que los culpables, hasta hoy, hayan sido tocados ni con el pétalo de una rosa. Es cierto, en términos teológicos y filosóficos la culpa es una carga que todos llevamos, pero cuyo castigo no corresponde a todos recibirlo de la misma manera. El karma, por decir algo, no es igual que la culpa, pues el karma somos nosotros quienes lo construimos y es sobre nosotros que su sombra recae. De allí pues que culpa y castigo, su relación no es nada simple, pero la existencia marca límites al respecto y, por eso, lo que extraña de este gobierno es que la ley se pasa por alto a la hora de establecer límites y castigar.
Ese incumplimiento de la ley, por parte de este gobierno, es lo que extraña y se presta a dudas, como se presta a dudas, también, la benevolencia que se aplica para relacionarnos con el gobierno de Estados Unidos, pasando por alto no sólo la historia de nuestras relaciones con ese país, sino el presente ominoso actual que no duda para nada en hacer pender sobre nuestras cabezas una espada de Damocles que no tiene ninguna justificación ni razón de ser pues el cadáver de los cientos de migrantes que han muerto en su frustrado intento de llegar al american way of life debiera llenarnos la cara de vergüenza y rechazar cualquier medida represora al respecto por parte del gobierno de Estados Unidos.
Pero sin duda en donde más claramente queda demostrado el carácter inconcluso de las acciones del actual gobierno es con el Plan Nacional de Desarrollo –de tal cosa tiene muy poco (léanse los artículos del maestro Boltvinik sobre esa temática)– y que explica en mucho los traspiés de un gabinete que parece no saber su tarea, que se la pasa inventando excusas y cuyos territorios son calles llenas de baches y de hoyancos, como hoy las de Ensenada.
Puede ser que no haya llegado aún el tiempo de las albricias, pero de que en varios sectores de la población existe ya desesperación, la existe, más que nada porque existe culpa de muchos y el castigo llega para muy pocos.
Amén.
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboa@yahoo.com.mx