Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
A poco menos de dos años de haber asumido la presidencia del país más poderoso del planeta, el 20 de enero de 2017, Donald Trump cuenta ya, para la historia política de los EUA, con un récord en la administración presidencial del que difícilmente podría presumir. Según quienes llevan la cuenta de los cambios que se han dado en su equipo de gobierno, a la fecha van ya más de 30 bajas, entre ceses y renuncias, de funcionarios de primer nivel. Más del doble de cambios habidos en la presidencia de Ronald Reagan, quien poseía la marca más alta, y el triple de los ocurridos con el presidente Barack Obama.
Se habla de que más de un 40 por ciento de altos funcionarios han dejado la Casa Blanca, por diferencias y enfrentamientos, entre miembros del gabinete, así como con el propio Jefe del Ejecutivo, quien, en su muy particular estilo de gobernar, aplica la experiencia adquirida en el reality show televisivo “El aprendiz”, que mucho le sirvió para catapultarse, primero a la candidatura presidencial por el partido Republicano, y, posteriormente, para ganar la presidencia de su país.
Y es que, de ese programa de concurso, que Donald Trump producía y era el anfitrión, quizás de los momentos más recordados sean los de la sentencia que el magnate inmobiliario dictaba para eliminar a los concursantes con un contundente ¡estás despedido! Lo que, al parecer, después de tantos años de práctica, conserva una inercia que no ha podido modificar y que continúa aplicándola inmisericordemente. El caso es que sus colaboradores del primer círculo viven, literalmente, bajo la espada de Damocles, siempre con la amenaza de ser borrados por un tweet presidencial.
Ante un ejercicio de gobierno tan errático como el que ejerce el presidente norteamericano, no es de extrañar los desencuentros con sus colaboradores que se ven obligados a adivinar su pensamiento, más que a interpretar sus palabras, para evitar incurrir en errores. Además de que, muy ajeno a las prácticas de la política, el mandatario estadounidense gusta de un pragmatismo inusual, que mucho disfruta y hace sentir, particularmente, en sus giras internacionales, en las que queda claro que ni protocolos ni formas diplomáticas son algo que le preocupe respetar. Porque, con base en su lema de campaña, de hacer a su país grande otra vez, le interesa ser el centro de atención, el protagonista, siempre el ganador en cualquier negociación.
El área de su gabinete que ha sufrido más por las bajas y sustituciones, ha sido la de comunicación, lo cual no es de llamar la atención ante la dificultad que resulta para cualquier comunicólogo trabajar para alguien que es habilidoso en el manejo de los medios y que no repara en jugar con verdades a medias o tachar de falsos cualquier comentario, crítica o hecho que no le convenga. El ya famoso recurso de las fake news, las noticias falsas, le ha servido para desechar todo lo que políticamente le puede golpear y, para su base electoral, es suficiente con que él las tache con ese calificativo, para que cualquier crítica sea cuestionada y rechazada.
En la pasarela de funcionarios por el gabinete presidencial, se cuentan tres secretarios, dos jefes de gabinete, asesores presidenciales en diversas materias como seguridad y economía, jefes de personal de la Casa Blanca, directores de la FBI, fiscales, embajadoras, etc. La baja más reciente, que no la última por la tendencia mostrada, es la del secretario del Interior, Ryan Zinke, a quien se le investiga por posibles conflictos de interés. Ésta se suma a una muy sonada del Fiscal General, Jeff Sessions, y a la del Jefe de Gabinete, John Kelly, dos casos, también recientes, en los que las diferencias con el presidente Trump los obligaron a separarse de un gobierno que resulta muy difícil de servir.
Ante esto, queda claro que la rotación de funcionarios continuará siendo la constante en el gobierno de Donald Trump, pues en su inestabilidad, nadie está a salvo de sus arrebatos.
Por lo pronto, y con motivo del inicio de este 2019, deseo a nuestros lectores que este año esté pleno de bienestar, salud, dicha y prosperidad.
Enero 2 de 2019.