miércoles, diciembre 18, 2024

ISEGORÍA: La difícil transición

Sergio Gómez Montero*

Aquella que ha creído y descreído porque su paso era
inevitable, como una sustancia llevadera en los labios que
ilumina
E. Manselli: “La guerra en la flor del aire”

Todos, los que seguimos de cerca la trayectoria de López Obrador para alcanzar la Presidencia de la República este año, luego de superada la prueba del fraude, supimos que el calvario no terminaba allí. Que la lucha iba para largo era evidente, porque los enemigos estaban allí, allí permanecían y que, por lo tanto, era necesario seguir preparados para seguir luchando. Por eso hoy sabemos, luego de casi dos semanas de gobierno lopezobradorista, que la transición, como era de esperarse, tampoco va a ser sencilla. ¿Por qué?
Bueno, lo más evidente, porque el proyecto de AMLO tiene resistentes de diversa naturaleza. Los primeros, más evidentes y poderosos, son los abiertos defensores del mercado capitalista (los neoliberales) quienes ven seriamente amenazados sus intereses económicos y están dispuestos a todo para no perder los beneficios que tenían, resultado de la corrupción y la impunidad. Hay un segundo grupo cuyos intereses políticos y económicos también se oponen a lo que está promoviendo López Obrador en el sentido de que toca, muy levemente, sus intereses, que también tienen que ver con el antiguo régimen que los cobijaba para verse él protegido: los magistrados del poder judicial, los miembros de ciertos organismos constitucionalmente autónomos, varios jubilados privilegiados de esos organismos, los comentócratas que ven en peligro sus chayotes, los pocos miembros que quedan aún en los partidos políticos ajenos a Morena (PRI, PAN, PRD, Verde, algunos de Movimiento Ciudadano); y tres, finalmente, la inteligentsia que cuestiona desde diversas posiciones las medidas adoptadas hasta hoy por el gobierno que acaba de comenzar y que dudan seriamente que esas medidas vayan a tener éxito.
Nada fácil, pues, teniendo allí a esos enemigos lograr que la transición que busca llevarse a cabo de una manera aterciopelada pueda concretarse así. Habrá que luchar, y fuerte, para lograrlo y de allí la necesidad de contar con el apoyo real de la gente que acompaña al Presidente desde la época de la votación, una vez demostrado cada vez más que la transición no va ser fácil y que quiérase o no habrá que luchar fuertemente por ella: ¿cómo convencer a los ministros de SCJN (incluyendo a Olga Sánchez Cordero) que sus salarios son un insulto para la gran mayoría de los mexicanos y que su posición sólo favorece a la ideología conservadora que desde muchos años atrás defienden conjuntamente el PRI y el PAN? Con los mercados capitalistas la lucha va a seguir de una manera encarnizada mucho tiempo más, hasta en tanto su radicalismo se vaya limando con acciones impulsadas por el pueblo desde abajo y a la izquierda, y la verdad es que para ello falta mucho.
Será pues esta transición encabezada por el tabasqueño un proceso largo, doloroso y difícil, en el cual si no nos comprometemos todos los que estamos con él, con el tabasqueño, podrá, en un determinado momento, frustrarse y en lugar de transición al paraíso puede, sorpresivamente, tornarse en un regreso al infierno.
De más está decir que los que principalmente podemos evitar ese regreso, somos nosotros: el pueblo de abajo y a la izquierda.
*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx

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