Pablo Cabañas Díaz
El compromiso de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados y Senadores es con las víctimas por lo que se efectuó un conteo a la memoria de los 43 estudiantes desaparecidos en la primera sesión de la LXIV Legislatura del Congreso de Unión . Los legisladores de Morena contaron del 1 al 43 en la apertura de la sesión y al final exclamaron “¡Justicia!” ante desaparición forzada de los normalistas en Iguala, Guerrero.
El sentir de Morena coincide con el Centro de Derechos de la Montaña, “Tlachinollan”, que denunció que Enrique Peña Nieto agravia a los familiares de los estudiantes desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa, cuando pide a través de los medios comunicación s que madres y padres de Ayotzinapa acepten que sus hijos fueron incinerados por el crimen organizado, versión conocida como “verdad histórica”.
Desde 2012, México ha estado presente en las noticias internacionales por escándalos mayúsculos derivados de violaciones de derechos humanos encubiertos desde las más altas esferas del poder. El titular del poder ejecutivo omite en las entrevistas a modo que le han hecho que a partir de septiembre de 2014, lo que parecía ser una historia de éxito de una tecnocracia que había logrado completar el ciclo neoliberal, se convirtió en un relato de horror, incompetencia y abierto desafío a la mayoría de la población .
El legado de Enrique Peña Nieto no es otro que el de una crisis política y moral más grave que la sufrida en 1994-95, cuando coincidieron el zapatismo, la lucha por la democracia electoral, varios magnicidios políticos y una crisis económica estructural. México vivió de 2012 a 2018, las llamadas reformas estructurales que protegieron los intereses de grupos de poder públicos y privados que a través de la corrupción, el despojo y el robo se apropiaron de bienes nacionales. En términos económicos, lo único que se ha logrado es un prolongado estancamiento y un agravamiento de la desigualdad y la pobreza; en términos políticos, el PRI fue derrotado en las urnas y su gobierno termina el más profundo descrédito.
La crisis es multidimensional: económica, política, moral y social, en todos los frentes y atravesando complejos momentos de definición. La pregunta sobre el paradero de los normalistas ha impulsado la búsqueda imparable de familiares y amigos. La ausencia de los cuerpos, como prueba de realidad, sea cual sea, no remite al olvido como lo intenta hacer Peña Nieto desde 2015. El gobierno priista en voz de su jefe intenta borrar a toda costa la existencia de un país que vive el dolor de no saber que sucedió con los 43 normalistas.