Carlos Galguera Roiz
Vivimos en España una época donde nuestros teóricos representantes se empachan de palabras, sin aplicar sus verdaderos contenidos; Democracia es una de estas claves, democracia, el pueblo elige a sus dirigentes, nos aseguran con lagrimas en los ojos, ¡¡ pobres cocodrilos !!
Mentira, mentira, es preciso gritarlo solemnemente, en todos los espacios posibles, no, no elegimos a nuestros líderes, estos niveles se cocinan desde cenáculos, con fuertes tentáculos de dominación disponibles…
Veamos dos focos clamorosos, vigentes en nuestro panorama político.
Cataluña lleva una larga temporada sin gobierno, su franja independentista, auspiciada por una camarilla de voceros, potenciales usufructuarios, pelean entre sí para establecer puestos y raciones de un posible botín, mientras los demás componentes del sistema de poder autonómico, tratan de maniobrar para colocarse, más o menos bien, en el amplio camarote de los privilegios…
Nadie, parece que nadie, quiere nuevas elecciones, excepto Ciudadanos, que obtuvo una victoria, insuficiente, en los últimos comicios.
Dar la voz al pueblo, ante las caóticas circunstancias que prevalecen, significa tener que explicar, todos y cada uno de los contendientes, ante la plaza pública, sano imperativo electoral, posiciones, responsabilidades, propuestas…
No, no, elecciones no ¡¡¡ no queremos – hipocresía en su máximo nivel– molestar a los electores, ya votaron en el pasado…!!!
Otra caricatura democrática acaba de aparecer en España, una más; afecta primordialmente al Partido Popular, actualmente ocupando la presidencia del gobierno.
Ante una sentencia judicial, larguísimamente cocinada y que implica a numerosas personalidades de este partido, las cuales han sido marcadas por los jueces con castigos fortísimos, muy alto nivel de corrupción demostrado, incluyendo culpabilidad del partido en el gobierno – cuyo presidente es el Sr Rajoy – beneficiario de tropelías…, la alarma social, con tanta basura expuesta a la luz, ha sido monumental.
El Gobierno alega sus razones: hechos pasados, perdón pedido a los ciudadanos, rectificaciones hechas…; pero la sensación de que durante mucho tiempo hemos sido dirigidos por una panda de “chorizos” , directas o indirectas implicaciones, es de tal magnitud que se precisan medidas de terapia radical, la moral ciudadana está tocada, gravísima patología……
Bien, ante esta situación, la reacción de repudio de todos los partidos, fue abundante, clamorosa; el Partido Socialista, rápidamente, sin mayores reflexiones ni consultas, arma una moción de censura, más bien para intentar ganar la mano en un ambiente de profundo cabreo ciudadano; propone a Pedro Sánchez, su líder, como alternativa, pero tiene que pactar, si este planteamiento quiere salir adelante…
La veda queda abierta; surgen apoyos del espectro político, intensidades y matices variables, condicionados, caras de astucia en algunos grupitos, pensando en sacar réditos, ahora casi imposibles, ante las circunstancia de un posible cambio de Gobierno, sin las “molestas” elecciones por medio…
Una voz, solo una voz se oye en los ámbitos políticos españoles, ante el escándalo de corrupción levantado, espeso calibre, que afecta al partido en el Gobierno. Ciudadanos plantea: Demos, en este momento, la voz al pueblo español, para que decida a quien encomendar la gestión de España en esta delicada situación; posición de un estilo democrático impecable, pienso yo…
No, elecciones no, gritan casi todos los contendientes políticos, desde sus respectivas parcelas; de momento hay que quitar a Rajoy, explica una y otra vez Sánchez, coreado por otros grupos, tomaremos el poder, dice el líder de los socialistas, enderezaremos rumbos(?) – su partido está implicado en una fortísima trama corrupta, en proceso judicial – y más adelante convocaremos elecciones…
Planteamiento, para ser benévolos, poco serio; el Sr. Sánchez debería facilitar, como prioridad urgente, la voz a los españoles para que ellos reconduzcan su futuro, no gobernar a sus espaldas, ¿es tan difícil entenderlo?
Nuestros representantes demuestran, proporción alarmantemente alta, un nivel político, un estilo democrático…, de un perfil lastimosamente bajo.
Es lo que tenemos; de tal suerte está el panorama que he llegado a pensar que sería mejor elegir a nuestros dirigentes a través de un sorteo entre la ciudadanía…; las probabilidades de mejorar nuestro manejo democrático serían altas, Perogrullo dixit; ante el plantel de los actuales protagonistas, la chance de empeorarlo es ya muy reducido…
